La convocatoria de Biris Norte antes de la asamblea del Sevilla FC, que se llevará a cabo en las instalaciones del Hotel Meliá Lebreros, pone de manifiesto la cantidad de aristas que erosionan la actualidad del club, desde la lucha avariciosa por el poder accionarial hasta las incidencias profundas en el estado deportivo y, sobre todo, social de la entidad nervionense. El club se juega su futuro y a la vista no se atisba un perfil directivo que abogue por la mesura y salve al Sevilla, no solo del descenso, sino también de la crispación. Con una estrella mundial como Sergio Ramos, el equipo sigue dilapidando participaciones en Liga y Europa sin lucir sponsor en su camiseta. Es un desastre.

Las cuentas sin aprobar, el deprecio económico de la plantilla, los problemas con las acciones y su representatividad en el Consejo, e incluso las peleas entre familias, son los ingredientes con los que se va a cocinar la receta del nuevo Sevilla, porque a este no lo conoce ni la madre que lo parió y no sabemos qué será peor. Los sueldos de los directivos y la capacitación profesional para llevar al club tienen a los hinchas con algo más que dudas, preguntándose qué va a pasar.

No ganar en la liga desde septiembre y quedar fuera de la Champions tienen al equipo en un muy mal momento. Aunque se mandan mensajes positivos, la realidad es que el equipo no está funcionando y no se ven mejoras, a pesar de que el tándem Orta-Diego Alonso se empeñe en mostrar una mejoría engañosa: el equipo no pierde, pero tampoco gana. La elección del uruguayo no ha servido como revulsivo y es el peor entrenador en la historia del Sevilla, llamado a ser solucionador de urgencias.

José María del Nido Benavente, accionista mayoritario, gana menos en los despachos que el equipo en el campo. Verá nuevamente cómo no dejan votar a su paquete de acciones en la remonición del Consejo, y en breve contemplará cómo su hijo, José María del Nido Carrasco, ocupa el sillón presidencial que tanto anhela. Airear la relación paterno-filial-laboral-accionarial es otro de los esperpentos en los que el aficionado de a pie no se refleja y solo consigue aumentar la sensación de bochorno en la que se ha convertido la lucha accionarial del Sevilla. Desde los tiempos del Mercedes de Sofía Mazagatos no se recuerda otra similar.

La situación en el Sevilla FC es un lío grande y complicado de entender, que necesita que todos remen en la misma dirección. Es hora de hacer, como dijo en su día Luis Aragonés, una gran sentada sevillista si de verdad les duele al club más que el ego o el bolsillo. Es tiempo de tomar decisiones que ayuden a la entidad, tanto en lo económico como en el campo, y solucionar los problemas internos para que el Sevilla FC siga siendo grande. Mientras tanto la realidad tiene un nombre: Sevilla FC. SAD ( Sociedad Anónima Destructiva)