El gran cantaor Antonio Mairena dijo una vez que la pureza del cante gitano-andaluz era el sabor al paisaje. Años antes, otro cantaor, Fernando el de Triana, que un fandango de Alosno tenía que saber a jara y tomillo. O sea, al paisaje. Si se chanela, cuando se escucha a un cantaor por soleá, se sabe si es de Jerez o Alcalá de Guadaíra. Cuando leías a Antonio Burgos, sabías que era sevillano sin necesidad de que el artículo fuera o no firmado. Escribía como cantaban los cantaores de antaño, sabiendo al terruño, al paisaje. Oliendo a azahar e incienso, al aserrín mojado de las tabernas de la Alameda o Triana, al humo de los habanos que se fuman en la Maestranza y al vino que se bebía en los tabancos de la Alameda, donde aún huelen a NPU las piedras de la calle y las soleares de Tomás. Lo veías andando por la calle Sierpes y creías estar viendo a Silverio o el Maestro Otero camino del Café de don Manuel el Burrero. Era apenas un adolescente cuando ya leía al maestro, que siempre ha sido una referencia para mí, como no podía ser de otra manera siendo de su mismo paisaje.

Ayer fue un día difícil porque no solo se nos fue el señor Burgos, sino el guitarrista lebrijano Pedro Peña y un amigo de la infancia que, además, estaba metido en la familia. El pájaro negro de la muerte sobrevuela los tejados, cada vez más cerca de casa, por estar ya en el preámbulo de la vejez. Nunca había pensado en la posibilidad de que el maestro muriera algún día. En serio, porque era de esas personas que parecían perdurables en el tiempo, como Caracol o Belmonte. No pensé nunca en su muerte, como tampoco en que se pudieran caer un día la Giralda o el Puente de San Bernardo, donde aún anidan pájaros que cantan inspirados por los naturales de Pepe Luis. Se están yendo las referencias en todos los campos. Como dicen en mi pueblo, esto se está quedando como un solar. Sin Antonio Burgos, el periodismo de raza no será igual en Sevilla. El columnismo artístico, de calidad literaria, de gracia y torniscón, está hoy de luto no solo en Sevilla sino en cualquier parte del mundo donde entiendan de arte, del arte de las palabras a compás, de las que saben al paisaje.

QOSHE - Antonio Burgos y el sabor al paisaje - Manuel Bohórquez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Antonio Burgos y el sabor al paisaje

3 0
21.12.2023

El gran cantaor Antonio Mairena dijo una vez que la pureza del cante gitano-andaluz era el sabor al paisaje. Años antes, otro cantaor, Fernando el de Triana, que un fandango de Alosno tenía que saber a jara y tomillo. O sea, al paisaje. Si se chanela, cuando se escucha a un cantaor por soleá, se sabe si es de Jerez o Alcalá de Guadaíra. Cuando leías a Antonio Burgos, sabías que era sevillano sin necesidad de que el artículo fuera o no firmado. Escribía como cantaban los cantaores de antaño, sabiendo al terruño, al paisaje. Oliendo a........

© El Correo de Andalucía


Get it on Google Play