Todavía vive en Sevilla tan gran artista, que cumplió 94 años el pasado 9 de enero. Antonia Moreno Valiente, Antoñita Moreno, como ella misma cantaba, era española, flamenca y sevillana. Concretamente, una cigarrera, o sea, de la Puebla del Río, tan grande como una catedral gótica. De las saeteras más espectaculares de Sevilla, con la Niña de los Peines, la Finito de Triana, la Bizca de San Bernardo y la Niña de la Alfalfa, sin pretender compararlas, que cada una tenía su estilo. Su padre, el guardia civil don Manuel Moreno Andrade, de la Puebla de Cazalla, cantiñeaba por lo flamenco y criarse en ese ambiente de jondura familiar fue vital para ella, que era tan valiente como su madre, doña Salud Valiente Fernández. Tan importante llegó a ser Antoñita Moreno en su país, que en la posguerra y ante la dificultad de viajar en tren por España, Renfe le habilitó un vagón solo para ella, que cuando llegaba a su destino se quedaba en vía muerta a la espera de que regresara a su tierra con toda su compañía. Esto demuestra la fama y la fuerza que tuvo la ilustre cigarrera en una España enlutada y herida que sobrevivía a duras penas.

Fue la más estudiosa de todas sus compañeras, como lo demuestra el hecho de que siempre que iba a una región del país se interesaba por su folclore, de ahí que su obra discográfica sea tan rica y española. Haciendo honor al segundo apellido de su madre, le echó coraje al Régimen y cantó a Lorca, además de a otros poetas españoles. Le ponían muchos problemas en Televisión Española, pero logró cantar a Lorca en Rusia, algo que nadie había hecho nunca antes que ella. También cantó a Antonio Machado en aquel país, y a Carmen Conde, de quien grabó poemas en discos. Pocas veces se ha destacado su valentía y compromiso con la libertad artística en la música. Sin embargo, la sevillana nunca fue de cantaora, aunque tuviera melismas flamencos, sobre todo cuando cantaba saetas. Tenía un sello en todo, un estilo único, pero como saetera era distinta a todas, quizá porque su enorme poderío le permitió siempre tener una indiscutible personalidad. Antoñita Moreno desapareció del mapa de la actualidad, se apartó de los focos, los micrófonos y los medios y vive con sus recuerdos. Feliz cumpleaños, señora.