Inmóviles ante el móvil
Los de mi generación no fuimos niños criados en el capricho. Nos compraban a veces juguetes o golosinas, pero había que currárselo, ser obedientes, sobre todo no decir nunca que no cuando nos mandaban a la tienda del pueblo o a por hierba para las cabras. Nos premiaban por portarnos bien. A veces me pregunto, cuando voy en el metro, si todos esos chavales que van mirando el móvil han sido premiados con el celular por ser obedientes y trabajadores. Un buen móvil vale entre trescientos y mil euros, que no es moco de........
© El Correo de Andalucía
visit website