Si fuera alguien en el flamenco, quiero decir con mando, los que cantan sin duende no cobrarían. Me refiero sobre todo a esos o esas que ponen tantos cantes suyos en las redes sociales. Manuel Centeno, el gran saetero sevillano, estaba cansado de que lo tildaran de cantaor sin duende y se hizo unas tarjetas de visitas en las que se podía leer: “Manuel Centeno, cantaor fino pero sin duende”. Tenía ángel y era, sin duda, un gran cantaor. Tengo una de esas tarjetas en el archivo. Si él, que hizo historia como cantaor, encargó esas cartulinas, ¿qué me dicen de los que cantan para tirarlos a los cochinos? Entiendo el cante jondo como un don, como algo que te pega tu madre en la piel al parirte. Puedes ir a una escuela, que las hay muy buenas, y llegar a dominar la técnica del cante. Pero eso no quiere decir que seas cantaor de flamenco, sino alguien que ha aprendido a cantar a base de estudiar. Se puede, claro, aunque eso no es todo: si no tienes algo más -pellizco, duende, arte...-, es difícil que emociones y si no hay emoción, duende, cobrar por cantar o ponerte pesado en Facebook, es un delito. Todo el mundo tiene derecho a cantar La traviata, si quiere, pero cobrar por cantar sin duende, es algo más que una infracción. Cuando le preguntabas al sabio Mairena que si le gustaba un cantaor, si no le gustaba nunca lo decía, por ser quien era, pero lo resolvía de otra manera: “Canta gracioso”. Cuando decía esto, es que no le gustaba nada. Porque quien tanto sabía de cante, solo se emocionaba con quienes tenían duende. “Si no hay levadura gitana, es imposible hacer un pan flamenco”, me dijo un día en un bar de Nervión. El gran martinetero Juan el Pelao, solo aceptaba una moneda por cantar si sabía que había cantado con duende, si su cante había sido cabal. Aunque fuera el General Sánchez Mira, que chanelaba de la cosa jonda una barbaridad. “¡Cógela, Juan Pelao, que no tengo para la olla de mañana”, le dijo su esposa, Clara Amaya Cortés, de Monda y sobrina de María la Andonda, cuando no aceptó una moneda de oro del citado general. Qué dignidad la del gitano de la calle San Juan Evangelista de Triana.

QOSHE - Sin duende no se cobra - Manuel Bohórquez
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Sin duende no se cobra

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14.12.2023

Si fuera alguien en el flamenco, quiero decir con mando, los que cantan sin duende no cobrarían. Me refiero sobre todo a esos o esas que ponen tantos cantes suyos en las redes sociales. Manuel Centeno, el gran saetero sevillano, estaba cansado de que lo tildaran de cantaor sin duende y se hizo unas tarjetas de visitas en las que se podía leer: “Manuel Centeno, cantaor fino pero sin duende”. Tenía ángel y era, sin duda, un gran cantaor. Tengo una de esas tarjetas en el archivo. Si él, que hizo historia como cantaor, encargó esas........

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