Recuerda que tu madre te lo decía: “Manolito, lo tuyo es la albañilería, deja los sueños para los noveleros”. Y tú dale que dale, metiéndote en problemas, analizando la actualidad política como si fueras un hombre libre. Las colas de los comedores sociales están llenas de personas ingenuas que creen que la libertad está ahí para todos por igual. No, no es así. Escribe solo de flamenco, del pellizco, del torniscón de los cantaores jondos, y deja de jugar a la politología. Piensa en la nevera, que la vejez es muy dura si abres el frigorífico y lo ves como una casa abandonada, con telarañas en las lámparas. Crees que vas a cambiar el mundo y, como mucho, solo cambiarás de casa y de ropa, pero para peor. ¿Qué ha sido de aquel muchacho de Su Eminencia que hablaba del Che Guevara y La Pasionaria, de Antonio el Menda y Manuel Gerena, de las ratas de Palmete y los puñetazos con los grises? La autocrítica tiene su propio halo de glamour sarcástico, ejércela. Reconocerás que fue una putada dejar de ir a los teatros a decirles a los cantaores cómo tenían que hacer la seguiriya de Paco la Luz. Me encantaba ver la cara descompuesta del Niño de Elche cuando te veía sentado en primera fila del Lope de Vega con la jeró de un mastín cortijero. Deja que los fascistas y los comunistas se pelen entre ellos y vuelve a emocionarnos analizando cómo tiembla el mundo cuando baila Manuela Carrasco por soleá. Te necesitamos, Manolito. Vuelve al Cementerio de San Fernando y cuéntanos cómo se reúnen los flamencos de noche cuando se cierra la puerta, para visitar a la Señá Gabriela y a Pastora y contarles anécdotas de Tomás y José. Vete a Cádiz y acaba tu biografía de Antonio el Planeta y dinos cómo era Ana la Cachuchera, por la que bebía los vientos el gran Silverio, llorando por los rincones del Barrio de la Viña. La política destroza el arte y el romanticismo. Huye de ahí antes de que acaben con tu desgarro y con lo que pueda quedar de aquel niño de Cuatro Vientos que hablaba con los olivos y dormía en las alcantarillas buscando el fresquito del Aljarafe. Céntrate en lo que conoces y dominas, el flamenco, y que les den a Sánchez y Feijóo.

QOSHE - Zapatero a tus zapatos - Manuel Bohórquez
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Zapatero a tus zapatos

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14.01.2024

Recuerda que tu madre te lo decía: “Manolito, lo tuyo es la albañilería, deja los sueños para los noveleros”. Y tú dale que dale, metiéndote en problemas, analizando la actualidad política como si fueras un hombre libre. Las colas de los comedores sociales están llenas de personas ingenuas que creen que la libertad está ahí para todos por igual. No, no es así. Escribe solo de flamenco, del pellizco, del torniscón de los cantaores jondos, y deja de jugar a la politología. Piensa en la nevera, que la vejez es muy dura si abres el........

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