Si pones tus cinco sentidos, captarás un importante mensaje que, en no pocas ocasiones, pasa desapercibido... Es época de luces, de reuniones, de regalos, de reencuentros, pero, sobre todo, es momento de tener el corazón contento, ¡apenas quedan dos semanas para Navidad! Y, más allá de las formas, lo que nos debería causar gozo, asombro y nos debería hacer trabajar hombro con hombro es el mensaje de fondo: HU-MIL-DAD... Una pista te da el hecho de que Jesús naciera en un pesebre...

La grandeza de la nobleza

Ya nos lo advertía Gandhi: «Procura ser tan grande que todos quieran alcanzarte y tan humilde que todos quieran estar contigo» porque la HUMILDAD es un poderoso imán humano, se trata de la virtud por la cual reconocemos que «no siempre gano, ¡pero siempre salto al terreno de juego a aportar mi granito de arena!» esto supone un efectivo ejemplo para los demás que, imbuídos por la voluntad de sumar, ¡se animan a jugar! porque son conscientes de que te pueden ayudar al tiempo que son sabedores de que tú podrías ayudarles a ellos... La HUMILDAD es el personal sello del trabajo en equipo porque solo cuando cada uno de nosotros somos conscientes de nuestras limitaciones, ¡empiezan a dibujarse las verdaderas opciones! Entonces es cuando se abre la puerta del aprendizaje y, desde luego entonces, ¡es cuando se comienza a disfrutar realmente del viaje!

Lectura equivocada...

Lee mal quien cree que HUMILDAD es sinónimo de debilidad, ya que quien no reconoce sus áreas de mejora, es el que verdaderamente llora porque ni suma, ni aprende, ni sorprende (al menos, gratamente) ni aporta... Y, finalmente, nadie lo soporta, la soberbia suele vivir en la calle de la soledad porque se aleja del concepto básico de la humanidad...

La HUMILDAD es sencillez, moderación, prudencia ¡la semilla de la eficiencia! Porque cuando tomamos consciencia de las propias carencias, colaboramos con diligencia y ese compartir y colaborar es lo que nos hace avanzar. La HUMILDAD es una paciente maestra, pone el foco en aquello que necesitas, agita tu ingenio, te coloca en el camino de la realización de tus sueños ¡eso sí! Poniendo en tus manos la singular herramienta del empeño, de este modo es como te conviertes en el legítimo dueño de tu existencia, marcando en las vidas y en tu vida una significativa diferencia...

No te quepa ninguna duda, para triunfar... ¡HUMILDAD!