El gobierno está vulnerando la Constitución, dicen por un lado. Tal vez sea ése el motivo por el que también Ferrovial no la respeta y ahora Repsol amenaza con hacer lo mismo. La pobre Constitución parece la falsa monea que de mano en mano va y muchos ni se la quean. A mí no me gusta ni Sánchez ni sus mandados en el gobierno y fuera de él, no me gustan los estómagos agradecidos ni el feminismo progre ni el buenismo en general. Y es terrible porque tampoco me gustan las derechas, no sé qué hacer, tal vez deba jubilarme ya, privarles a ustedes de la maravilla de leerme cada día -los que me aguanten- y dedicarme a lanzarle pan a las palomas. Ni siquiera me gusta ya la poesía, es aburridísima por repetitiva. Ya veremos qué hago, si me apunto a un gimnasio o a la asociación de amigos del cangrejo de río.

Voté a favor de la Constitución, como he repetido otras veces en esta misma sección lo hice por disciplina leninista de partido. Se supone que la Constitución fue votada por el pueblo y es la que nos alumbra. Lo mismo vale para un roto que para un descosido, contiene la unidad de España, contiene la sacrosanta propiedad privada -una disposición capitalista-, contiene que todo lo que hay en España es de los españoles -una disposición socialcomunista-, menciona a la iglesia católica cuya emisora de referencia es de derechas, ofrece sobre todo testimonios desgarradores de las víctimas israelitas e ignora o casi a las de los palestinos.

Si el gobierno que hay no nos gusta deberíamos esperar a las elecciones para quitarlo de en medio o a un golpe de Estado. Vamos a quedarnos con las elecciones, es un gobierno legal que representa a los españoles. Claro que, con lo del muro, Sánchez se ha erigido en caudillo de la mitad, aproximadamente. Será por eso por lo que Ferrovial ha mandado a hacer gárgaras a su patria y trasladó su sede y ahora Repsol va más allá, dice que se lleva sus inversiones a otro sitio porque no le gustan los impuestos. Dichosos ellos, los poderes de verdad, que no tienen que esperar cuatro años para quitar de en medio a estos liantes cuyos planes finales ignoramos. Nosotros, los paganos, los del IRPF y las víctimas del IVA y otras donaciones a la fuerza, aquí que nos tenemos que quedar.

Resulta que Ferrovial y Repsol se van o se quieren ir -más los que se vayan después- y el gobierno que teóricamente representa al pueblo no puede impedirlo. Eso es una dictadura, otra más, la del mercado. ¿Cuántas dictaduras tendremos que aguantar los contribuyentes? En resumen, si voto lo que quieren los de más arriba todo irá bien. Si le doy mi confianza a quien no debo se rompe la baraja democrática. ¿Quién manda aquí, entonces? Sabemos desde siempre que quien manda es el dinero. La política trata de controlarlo pero como también le gusta el dinero es el maldito parné el que acaba llevándose el gato al agua. La banca nunca pierde.

Comprendo ahora mejor al maligno Hugo Chávez y a la maligna Cristina Fernández de Kirchner cuando, aunque ganaban las elecciones y nacionalizaban empresas, les hacían el cerco y los medios de comunicación se encargaban de modelarnos el cerebro para que tuviéramos por demoníacos al citado y a la citada. Ese lavado de cerebro permitía el aislamiento internacional con la opinión pública a su favor y entre el cerco y la corrupción interna de peronistas o bolivarianos ambos países están peor que nosotros que ya es decir.

El muro de Sánchez equivale a la nacionalización de media España para que le sirva, dejando fuera a la otra media. Luego está la tercera España, la que, unida al poder socioeconómico mundial, hace lo que se sale de sus partes bajas, diga lo que diga la Constitución, las urnas y las alianzas parlamentarias. Ya tengo tres dictaduras más o menos duras, más o menos sibilinas: la de Franco, la de los progres puritanos y la del mercado. Y lo más curioso es que dejarme escribir que cuento tres dictaduras forma parte de la dictadura de mercado misma, la refuerza. Claro que me dejan escribir sólo desde esta esquinita del periodismo, por ahora.

QOSHE - ¿Manda el pueblo?, ¿Ferrovial?, ¿Repsol? - Ramón Reig
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¿Manda el pueblo?, ¿Ferrovial?, ¿Repsol?

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03.12.2023

El gobierno está vulnerando la Constitución, dicen por un lado. Tal vez sea ése el motivo por el que también Ferrovial no la respeta y ahora Repsol amenaza con hacer lo mismo. La pobre Constitución parece la falsa monea que de mano en mano va y muchos ni se la quean. A mí no me gusta ni Sánchez ni sus mandados en el gobierno y fuera de él, no me gustan los estómagos agradecidos ni el feminismo progre ni el buenismo en general. Y es terrible porque tampoco me gustan las derechas, no sé qué hacer, tal vez deba jubilarme ya, privarles a ustedes de la maravilla de leerme cada día -los que me aguanten- y dedicarme a lanzarle pan a las palomas. Ni siquiera me gusta ya la poesía, es aburridísima por repetitiva. Ya veremos qué hago, si me apunto a un gimnasio o a la asociación de amigos del cangrejo de río.

Voté a favor de la Constitución, como he repetido otras veces en esta misma sección lo hice por disciplina leninista de partido. Se supone que la Constitución fue votada por el pueblo y........

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