Antes de que el Niño Dios naciera ya lo estaban matando preparando la Semana Santa. Cada cual puede organizar la Semana Santa cuando desee -todo el año en bastantes casos- pero chirría esta necrofilia que padece Sevilla desde siempre. Es cuestión de respetar y alabar la vida y dejar la muerte para cuando llegue el momento y que maten al Niño en su hora para que unos y otros puedan cubrir sus necesidades espirituales y monetarias que de todo hay. Se trata de, al menos en lo informativo, guardarse el amor a la muerte hasta que pase la Natividad y los Reyes le hayan entregado los presentes al Niño.

Debe suceder lo de la necrofilia por lo que creo que dijo Antonio Burgos cuando alguien se quejaba del jaleo de bares que se da al paso de ciertas hermandades, un asunto que se veía como falta de respeto: es que aquí, como sabemos el final de la historia -que el protagonista resucita-, no tenemos que andar por ahí fustigándonos. Muy bien, sin embargo, recuerdo cuando nació la Hermandad de la Resurrección, el Domingo del mismo nombre empezó a lucirse y los cofrades no le echaban ni caso, como si les importara más el Cristo muerto que el Cristo que se levantó de entre los muertos. “La Semana Santa acaba el sábado con la Soledad de San Lorenzo”, oía decir. Menos mal que el Resucitado en este tiempo ha conseguido mucha más popularidad.

La Semana Santa está cargada de marchas laicas, ya he escuchado incluso imitar a una música procedente de una zarzuela. La música con la que Serrat ensalzó aún más a la Saeta, de Antonio Machado, va por ahí en una adaptación especial de cornetas y tambores que es pasable pero bastante mejorable. Y da la casualidad de que el contenido literario y el significado de esos versos no están pensados para le necrofilia sevillana sino para la vida y la fuerza de quien “anduvo en la mar”. En todo caso, se debería de cantar en estos días navideños también, representa la copla machadiana el Dios de la teología de la liberación, el que no pone la otra mejilla sino el que agarra el látigo y expulsa a los mercaderes del templo y son los mercaderes quienes siguen ensuciando la belleza de templo llamado Planeta Tierra. No me refiero sólo al clima, ¿eh?

Hay una especialidad periodística en esta tierra que es muy necesaria: el periodismo cofrade. Tiene un defecto de base: sus protagonistas suelen ser jueces y parte. Es de poca inteligencia ignorar el hecho de que la Semana Santa no sólo sigue siendo un evento tremendamente valioso y múltiple sino que ha subido el número de personas que llevan a cabo estación de penitencia. La Semana Santa es además influencias e ingresos seguros por publicidad, no me extraña que el Niño no haya nacido o esté todavía en el pesebre cuando ya dé la impresión de que se anhela que llegue la primavera para pasearlo muerto por las calles.

Es inevitable, según parece. A mí no me gusta y por eso lo digo: que el Niño muera cuando le llegue su hora.

QOSHE - El Niño que muera cuando llegue su hora - Ramón Reig
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El Niño que muera cuando llegue su hora

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29.12.2023

Antes de que el Niño Dios naciera ya lo estaban matando preparando la Semana Santa. Cada cual puede organizar la Semana Santa cuando desee -todo el año en bastantes casos- pero chirría esta necrofilia que padece Sevilla desde siempre. Es cuestión de respetar y alabar la vida y dejar la muerte para cuando llegue el momento y que maten al Niño en su hora para que unos y otros puedan cubrir sus necesidades espirituales y monetarias que de todo hay. Se trata de, al menos en lo informativo, guardarse el amor a la muerte hasta que pase la Natividad y los Reyes le hayan entregado los presentes al Niño.

Debe suceder lo de la necrofilia por lo que creo que dijo Antonio Burgos cuando alguien se quejaba del jaleo de bares que se da al paso........

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