Qué duro es esto de vivir en una sociedad cuantitativa donde todo se mide por números mientras mas altos, mejor. Oh, ese artículo, esa novela, esa película, son buenísimas, buenísimas, las han visto tropecientas mil almas. Voy a callarme por respeto a la audiencia, precisamente, la famosa pintada del mayo francés que despreciaba lo cuantitativo para apostar por lo cualitativo. De nada sirve lo cualitativo en una economía de mercado, salvo para los ricos de verdad que precisamente presumen de beber un vino del que sólo se han hecho unas pocas botellas, por ejemplo.

Pero en lo que a los medios de comunicación se refiere, sobre todo en TV, hay quien se levanta todos los días con el corazón encogido y va a comprobar cuánto personal lo ha contemplado la noche anterior y si ya ha logrado superar a sus contendientes en las mismas franjas horarias. Eso es una porquería de vida, la verdad. Bécquer murió sin ver publicadas en libro sus Rimas, Leyendas y Cartas. A Nietzsche no lo leía casi nadie. Miren dónde están ahora, los citan un día sí y otro también. El mercado cuantitativo se ha hecho de oro con ellos mientras ellos fueron por ahí viviendo sin alharacas y a veces con apreturas varias.

Las minorías tienen derecho a la vida también en los medios que se preocupan por las mayorías. Menos mal que ahora está el mundo del podcast y puede uno repescar a cualquier hora los programas de minorías que se ofrecen a las horas de los apestados, vampiros u hombres lobo. Las minorías se buscan la vida y siguen adelante, incansables. Son esas minorías las que conducen el mundo con sus intelectos o con sus emprendimientos empresariales. La programación televisual y radiofónica para mayorías resulta insoportable a las minorías, está cargada de intereses publicitarios que se le ocultan al receptor y de temas inconsistentes que se derivan de una obsesión por no aburrir para que los clientes no cambien de canal o emisora.

El asunto ha llegado hasta la universidad, el profesorado más simpático es el más valorado por unos alumnos que demuestran un absentismo en las aulas vergonzoso, hay quien se manifiesta en la calle a favor de la enseñanza pública mientras con su pasotismo le está robando al Estado y a su familia que proceden a pagarles sus irresponsabilidades. Los clientes son los alumnos, de manera que hay que distraerlos mientras que la minoría más competente se avergüenza de sus compañeros.

Mis escritos en este diario suelen estar entre los más leídos en el hit parade de la “popularidad”. Pero qué difícil es vencer a la loto, a los sorteos, a los sucesos. Creo que cada vez nos van a hacer menos falta las subvenciones y paguitas oficiales en Andalucía. No hago más que leer que las loterías y los euromillones “caen” en Andalucía y Sevilla. Y esos sueldos de 7.000, 5.000, 2.000 euros al mes durante uno o dos años, ¿eso es verdad? Me resulta difícil creer que por un numerito te regalen tal maná, si es verdad se trataría de otro estímulo más al desestimulo, ir contra ganarse el pan con el sudor de la frente para predicar que la mejor forma de vivir es comprar números para no tener que currar. Se llama lotería primitiva uno de esos sorteos y sin embargo los primitivos trabajaban mucho para vivir. O acaso se llame primitiva porque apuesta por mentes primitivas o por hacer primitivas a las mentes, yo qué sé.

Voy a tener que contar con pelos y señales los tres accidentes de coche que he tenido en mi vida, por ahora. Son sucesos y así puede que me lean más y no tema que me echen de estas páginas. Uno de ellos, el de 1979, fue especialmente chungo. Nací de nuevo en ese año. Son asuntos sin importancia, lo cuantitativo carece de valor, sólo tiene precio. Siempre he creído en las ideas de un psicólogo, Sergei Moscovici. Para él, una minoría bien organizada, cohesionada, es más poderosa que la mayoría, que la masa. Compruébenlo por ustedes mismos, si no es molestia. Aunque no sé qué hago con el rollo de Moscovici si me sería de mayor provecho ir a un local y comprar números para sorteos que me permitieran no dar un palo al agua en lo que me quede de existencia. ¿Verdad?

QOSHE - La dictadura de las mayorías y las audiencias - Ramón Reig
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

La dictadura de las mayorías y las audiencias

5 7
07.12.2023

Qué duro es esto de vivir en una sociedad cuantitativa donde todo se mide por números mientras mas altos, mejor. Oh, ese artículo, esa novela, esa película, son buenísimas, buenísimas, las han visto tropecientas mil almas. Voy a callarme por respeto a la audiencia, precisamente, la famosa pintada del mayo francés que despreciaba lo cuantitativo para apostar por lo cualitativo. De nada sirve lo cualitativo en una economía de mercado, salvo para los ricos de verdad que precisamente presumen de beber un vino del que sólo se han hecho unas pocas botellas, por ejemplo.

Pero en lo que a los medios de comunicación se refiere, sobre todo en TV, hay quien se levanta todos los días con el corazón encogido y va a comprobar cuánto personal lo ha contemplado la noche anterior y si ya ha logrado superar a sus contendientes en las mismas franjas horarias. Eso es una porquería de vida, la verdad. Bécquer murió sin ver publicadas en libro sus Rimas, Leyendas y Cartas. A Nietzsche no lo leía casi nadie. Miren dónde están ahora, los citan........

© El Correo de Andalucía


Get it on Google Play