En el corazón de esta parte del continente, se encuentra el escenario geográfico ideal para un escenario de una producción de ciencia ficción -pero que, para sorpresa y deleite de los amantes del surrealismo, no lo es-. Existe un país que ha elevado el arte de la corrupción a niveles estratosféricos. Bienvenidos a Bolivian Absurdistán, donde la justicia es tan flexible que podría ganar una medalla olímpica en gimnasia rítmica.
¡Paso al frente, damas y caballeros! Prepárense para el viaje de sus vidas al maravilloso país donde la corrupción no es solo un hobby nacional, sino un espectáculo público al nivel de las grandes ligas. Aquí, la justicia es tan imparcial como un árbitro comprado en un partido de fútbol. Partido donde pueden acudir los senadores políticos narcos o el propio hijo del presidente de este Estado de lo absurdo, no importa si es en Europa o en la China, unos en su condición de indios y otros en su condición de hijo. Pero no se preocupen, ¡las risas están garantizadas!
Aquí, el gobierno ha encontrado en la justicia servil la mejor aliada para su perpetuación en el poder. ¿Quién necesita la integridad cuando tienen a la justicia de su lado, dispuesta a girar, saltar y contorsionarse según la melodía que toquen? Es un espectáculo digno de verse, siempre y cuando no seas un ciudadano promedio sufriendo las consecuencias de esta performance gubernamental.
En este paraíso de lo prepósteramente corrupto, el gobierno y la justicia van de la mano, saltando alegremente hacia el abismo de la desfachatez. Imagínense un lugar donde "servir y proteger" se ha transformado en "servirse y protegerse". ¡Eso es Bolivian Absurdistán! Donde el mal florece con la bendición de quienes deberían combatirlo, y el ciudadano común es un mero espectador en esta tragicomedia.
Dividido en dos facciones el partido gobernante que podrían recordarnos a los Capuleto y los Montesco (Los Capuleto y los Montesco son dos facciones políticas rivales de Verona. Julieta era la hija de Capellio, el líder de los Capuleto, y está prometida a Tebaldo. Sin embargo, tras un encuentro con Romeo, el líder de los Montesco, ambos jóvenes se han enamorado por si alguien no leyó Romeo Y Julieta. El partido gobernante está enfrascado en una dramática lucha por el poder. Pero no se equivoquen, su Romeo y Julieta no buscan un amor imposible, sino la inmunidad judicial y, por supuesto, el placer del poder absoluto. Al fin y al cabo, ¿para qué preocuparse por el bienestar común cuando pueden tener el control total?
Mientras tanto, la oposición perteneciente al partido de la madre y al movimiento del padre, parece haber salido directamente de una venta de garaje política. Sin militancia, nombre, ni estrategia, sus miembros son una colección ecléctica de individuos cuyo mayor logro ha sido escribir generosos cheques o generar varios QR en el momento oportuno. Independencia es su mantra, siempre y cuando la definición de independencia incluya vender su alma al mejor postor.
El plato fuerte de los Absurdistanos incluye el drama sin fin del partido gobernante, dividido en dos facciones que compiten por ver quién consigue la mayor tajada del pastel de la impunidad. Piénsenlo como un reality show donde los participantes luchan no por amor o por dinero, sino por el sagrado grial de la inmunidad judicial. O sea: todos pierden, excepto ellos.
¿Y la oposición? ¡Oh, la oposición es nuestra comedia de enredos! Un grupo tan diverso y desorganizado que haría que el elenco de "Friends" pareciera un equipo de operaciones especiales. Aquí, la independencia es solo un eufemismo para "¿Cuánto ofrecen?". Si alguna vez quisieron ver un espectáculo de ventriloquia política, Absurdistán es el lugar.
Sigamos describiendo este país maravilla y sus mal conciudadanos servidores públicos. No podemos olvidar la dedicada institución policial, esos valientes guerreros que no luchan contra el crimen, sino que, en un giro argumental digno de sombras escabrosas, están al servicio de este. Los generales, esos héroes no reconocidos (excepto por sus cuentas bancarias), prefieren la plata a las medallas, en una interpretación bastante literal del dicho "plata o plomo".
Cómo olvidarnos de estos heroicos oficiales de policía, patrocinados nada menos que por el mismísimo Poder Corrupto. Con oficiales tan dedicados a la acumulación de riquezas como a la pérdida de su dignidad, es la muestra clara de una fuerza policial tan eficaz en combatir el crimen como un gato persiguiendo su propia sombra. Eso sí, tienen ¡Acción y aventura garantizadas!
En el tribunal de Absurdistán, la justicia es un espectáculo digno de un premio Óscar. Con guiones más elaborados que cualquier telenovela, las sentencias son redactadas con la delicadeza de un poema y la precisión de un misil dirigido... directamente al corazón de la democracia. ¡No se pierdan el próximo episodio, siempre a la expectativa! Y, por supuesto, están los jueces y magistrados, cuyo lema podría ser "Hágase su voluntad, siempre y cuando esa voluntad sea la del zar de la justicia". Sentencias más preparadas que una receta de cocina, listas para ser servidas a la carta según el gusto del día.
En un giro inesperado, el único líder que se bañó de gloria y sus idioteces lo llevaron a la perdición, ha sido enviado a vacacionar permanentemente a las alturas gélidas, porque nada dice "silencio crítico" como un retiro forzado al estilo Siberiano. Esto, naturalmente, deja el camino libre para que aquellos que alguna vez fueron leales a este líder, para que ahora disfruten de un reinado marcado por la extorsión cotidiana. Un giro de tuerca helado que garantiza el silencio y deja el escenario libre para los verdaderos artistas del absurdo.
Bienvenidos a Bolivian Absurdistán, donde la realidad supera la ficción, la economía es un juego de Monopolio sin cárcel, y el único billete ganador es el que imprime el gobierno. ¡No olviden disfrutar del show, aplaudir al final y, por supuesto, pagar sus impuestos!
Bienvenidos, insistirá un cartel en el banco central, un lugar donde la emisión de billetes es el deporte nacional y la crisis económica es sólo otro programa de entretenimiento en la extensa red de absurdos nacionales. He aquí, el lugar donde la utopía y la distopía se dan la mano en una danza macabra, ofreciendo un espectáculo que, aunque desolador, es imposiblemente difícil de ignorar.
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