La filosofía, ese conjunto de conocimientos teóricos sobre la realidad, la existencia, el conocimiento, los valores éticos y estéticos, a menudo es vista por los jóvenes como una disciplina abstracta y alejada de la realidad cotidiana. Nada más lejos de la verdad. Estudiar filosofía en la juventud puede proporcionar herramientas intelectuales y éticas invaluables para desenvolverse en la vida.

La filosofía enseña a pensar con claridad y rigor, analizar ideas complejas, detectar falacias argumentativas y expresarse con precisión. Estas habilidades son aplicables a cualquier área del conocimiento y resultan clave en campos como las ciencias, la tecnología, los negocios, la política o el Derecho.

Asimismo, estudiar ética y las grandes corrientes de pensamiento —desde Aristóteles hasta Kant o Nietzsche— permite formar un criterio sólido sobre lo bueno, lo justo y lo valioso. En una época de post verdades, noticias falsas y relativismos éticos, estos aprendizajes son más necesarios que nunca para que los jóvenes puedan orientarse con brújula propia.

La filosofía también inspira a pensar de forma creativa e innovadora. Grandes personajes en campos como los negocios (Steve Jobs), la política (Nelson Mandela) o las ciencias (Albert Einstein) han reconocido la influencia que el estudio de la filosofía tuvo en el desarrollo de su pensamiento.

Asimismo, la filosofía dota de herramientas útiles para hacer frente a algunos de los grandes dilemas de la existencia: desde la libertad y la autenticidad personal hasta el sentido de la vida, la muerte o el sufrimiento. Pocas disciplinas intelectuales están mejor equipadas para ayudar a encarar estas cuestiones universales.

En definitiva, estudiar filosofía propicia una comprensión más profunda de uno mismo y de la realidad que nos rodea. Permite detectar prejuicios, desarrollar un pensamiento crítico y creativo, clarificar valores y dar sentido a nuestras vidas. Solo esto ya sería motivo suficiente para que su estudio formase parte integral de la educación de cualquier joven en el siglo XXI. Una brújula intelectual y ética que les oriente para asumir los complejos retos del mundo contemporáneo.