Con la aceleración del internet por la pandemia de 2020, nuestra vida y economía han empezado a girar en un ambiente digital. La cotidianidad de las personas está vinculada al celular o la computadora, casi la totalidad de los pagos por consumo rutinario, como transporte, alimentos, esparcimiento, etc., los hacemos desde nuestro celular o con la tarjeta de débito o crédito asociada al pago digital. Los sistemas de pago han evolucionado al punto que no se requiere tener una cuenta bancaria para utilizar una aplicación con la cual se puede pagar y cobrar de forma digital, lo cual en el corto plazo significará el reemplazo de la moneda papel por el dinero electrónico.

Sin embargo, la digitalización va mucho más allá de la conexión a las redes sociales o la masificación de los medios de pago y transacciones con el celular, las tecnologías digitales están transformado la salud, la educación, la comunicación, el transporte, la gestión pública y hasta la administración de justicia. El gran problema de ésta acelerada transformación es que no todos avanzan a la misma velocidad, consolidando así una mayor “brecha digital” entre los países de ingresos bajos, los de ingreso medio y las economías avanzadas, esto además del sesgo digital entre las poblaciones y estratos sociales de un mismo país. Cuanto mayor es la brecha digital, se profundiza más la grieta que separa el nivel de desarrollo ya existente entre los países.

Un reciente informe del Banco Mundial sobre los avances y tendencias de las tecnologías digitales (Digital Progress and Trends, Report 2023), indica que en los países de ingresos altos el porcentaje de población conectada al internet alcanza el 90%, mientras que en los países de ingresos bajos la penetración solo llega al 26%, en el caso de América Latina y Caribe la población conectada alcanza al 77%. Las causas principales del bajo índice de penetración en las economías menos desarrollas son el costo de los equipos digitales, los altos precios de conexión, la velocidad de acceso a la red y la baja calidad de los servicios, señala el informe.

Otro de los hallazgos de la investigación señala que “el sector de servicios de tecnología de la información (TI), como el desarrollo de software y la consultoría tecnológica, creció dos veces más rápido que la economía mundial y creó empleos a una tasa seis veces mayor que la de la economía mundial. Estados Unidos, China, India, Japón, Alemania y Reino Unido representaron el 70 % del valor agregado mundial de estos servicios.” Este dato constituye un importante indicador que relaciona la tecnología digital con el incremento de valor de la producción, no en términos absolutos, sino, cualitativos, es decir que se genera mayor producción intangible de alto valor, lo mismo en la cualificación del empleo, mientras más tecnológico, mejor remunerado.

En Bolivia, según reporte de la Autoridad de Transporte y Telecomunicaciones (ATT) al primer semestre de 2023 se tenían 11,86 millones de líneas móviles con y sin acceso a internet, esto supone un dato especulativo de 99 aparatos móvil por cada 100 habitantes, considerando que un porcentaje de usuarios poseen más de una línea o muchas de ellas son corporativas que se disponen para los funcionarios de las empresas. Con esta consideración, se estima que el índice de penetración de la unidad móvil con acceso a internet alcanza en Bolivia al 90% de la población. El mismo informe señala que la penetración del internet a través de punto fijo alcanzó los 1,4 millones de conexiones, representando tan solo el 56% de las unidades familiares existentes, esto marca también una baja penetración de conexiones de acceso fijo en escuelas, centros culturales y de enseñanza, hospitales y en las micro y pequeñas empresas.

Otras causales de la profundización de la brecha digital y la grieta de desarrollo entre Bolivia y las economías de ingresos medios, es el costo y la velocidad de acceso al internet. Conforme indicadores de velocidad de internet (Speed Test) la media en Bolivia es de 10,16 Mbps en unidades móviles y la velocidad de acceso a través de conexión fija es de 24,94 Mbps, mientras que en Uruguay la velocidad de acceso es de 32,12 Mbps en la unidad móvil y de 104,72 Mbps en conexiones fijas.

Respecto al costo del internet, Bolivia y México son los más caros de América Latina: 2,89 $us/GB y 2,23 $us/GB respectivamente, según datos del sitio web británico www.cable.co.uk de comparación de precios de acceso a banda ancha. En el mismo sitio se reporta a Uruguay como el país con el costo más bajo de acceso a internet de 0,27 $us/GB, es decir 10 veces más baratos que en Bolivia y México. No por nada Uruguay y Chile son los países con tecnologías digitales más avanzadas y los mayores exportadores de software de la región.

Hay muchas razones que pueden hasta justificar el retraso tecnológico digital en Bolivia, como la escasa infraestructura de cableado, el costo de acceso al cable submarino, la falta de operatividad plena del satélite chino, o los costos de importación de aparatos y equipos de comunicación, pero lo que no se puede justificar es la inacción para resolver estos problemas, que hacen la brecha digital más amplia y las grietas que separan el nivel de desarrollo, más profundas.


QOSHE - Grietas profundas en el avance de la economía digital - Antonio Rocha
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Grietas profundas en el avance de la economía digital

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26.03.2024

Con la aceleración del internet por la pandemia de 2020, nuestra vida y economía han empezado a girar en un ambiente digital. La cotidianidad de las personas está vinculada al celular o la computadora, casi la totalidad de los pagos por consumo rutinario, como transporte, alimentos, esparcimiento, etc., los hacemos desde nuestro celular o con la tarjeta de débito o crédito asociada al pago digital. Los sistemas de pago han evolucionado al punto que no se requiere tener una cuenta bancaria para utilizar una aplicación con la cual se puede pagar y cobrar de forma digital, lo cual en el corto plazo significará el reemplazo de la moneda papel por el dinero electrónico.

Sin embargo, la digitalización va mucho más allá de la conexión a las redes sociales o la masificación de los medios de pago y transacciones con el celular, las tecnologías digitales están transformado la salud, la educación, la comunicación, el transporte, la gestión pública y hasta la administración de justicia. El gran problema de ésta acelerada transformación es que no todos avanzan a la misma velocidad, consolidando así una mayor “brecha digital” entre los países de ingresos bajos, los de ingreso medio y las economías avanzadas, esto además del sesgo digital entre las poblaciones y estratos sociales de un mismo país. Cuanto mayor es........

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