Una sacrificada lucha ciudadana exigió censo de población y vivienda. El día de su realización llegó por fin y se convierte en una valiosa oportunidad de sinceramiento de la realidad en la que vivimos los bolivianos. Es cierto que hay un halo de desconfianza por los resultados, pero hay que contribuir desde cada familia para que seamos bien contados.

Bolivia y, particularmente, Santa Cruz se juegan mucho en esta fecha. El último censo de población y vivienda fue en 2012 y se hizo con una cartografía que no había sido actualizada. Los resultados de aquella encuesta no reflejaron la realidad de los bolivianos y todos esperamos que ahora sea diferente. Ahora es la oportunidad de mostrar realmente cuántos somos y cómo estamos. Los indicadores de empleo, de pobreza, de migración interna y externa son muy valiosos porque son la única herramienta para confrontar los discursos extremos, unos que hablan de bonanza en el país y los otros que son fatalistas. ¡Qué mejor que saber la verdad sobre datos objetivos!

El departamento de Santa Cruz es, a todas luces, el de mayor crecimiento. El área metropolitana soporta una presión creciente por la migración. Hace 12 años que debe brindar servicios de salud, educación y otros con recursos económicos insuficientes, porque el número de habitantes es mayor que el que registra el Instituto Nacional de Estadística. A ello se suma la merma de coparticipación e IDH como efecto de la caída de la venta de hidrocarburos y los recortes que se han hecho desde el Gobierno central mediante decretos.
Son esas y otras razones que obligan a que los habitantes de este departamento sinceren su realidad y respondan las preguntas del censo con total transparencia. De eso depende que la región tenga el soporte económico para atender a todos los que deciden radicar en esta región. Lo mismo debe ocurrir en cada rincón del país.

También es esa la causa de la frustración y bronca que dejan las imágenes de pobladores de las ciudades capitales más pobladas que decidieron trasladarse para ser contados en lugares en los que no viven. Sin duda es una conducta que refleja falta de conocimiento porque los perjudicados serán todos los que busquen servicios y no los encuentren de calidad ni en las condiciones adecuadas cuando pase el Censo. Si la conducta responde a consignas políticas que buscan engrosar el padrón electoral en zonas rurales el precio de esa obediencia partidaria será muy alta.

Los alcaldes de los municipios expulsores de población han llamado a retornar a los oriundos de su localidad solo por el día del censo y eso generará una distorsión de los resultados. Su desesperación responde al temor de perder recursos económicos por coparticipación. Empero, un sinceramiento hubiera puesto en evidencia que necesitan más ayuda que el resto de los municipios y eso habría podido ser el punto de partida de la lucha por una entrega de fondos más equitativa, con recursos de compensación por las condiciones en que se encuentran.

Hay que reconocer que el día del Censo es el punto de partida. Después habrá que hacer un celoso seguimiento a que los datos que arroje la gran encuesta sean reales y que reconozcan que Bolivia tiene una realidad diferente. Pero eso será desde mañana. Hoy, nuestra responsabilidad como ciudadanos es abrir la puerta a los censistas, tratarlos bien, responder a las preguntas con sinceridad y poner de nuestra parte para que esta jornada, que ha costado tanto esfuerzo, haya valido la pena.

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Hay mucho en juego en este censo

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24.03.2024

Una sacrificada lucha ciudadana exigió censo de población y vivienda. El día de su realización llegó por fin y se convierte en una valiosa oportunidad de sinceramiento de la realidad en la que vivimos los bolivianos. Es cierto que hay un halo de desconfianza por los resultados, pero hay que contribuir desde cada familia para que seamos bien contados.

Bolivia y, particularmente, Santa Cruz se juegan mucho en esta fecha. El último censo de población y vivienda fue en 2012 y se hizo con una cartografía que no había sido actualizada. Los resultados de aquella encuesta no reflejaron la realidad de los bolivianos y todos esperamos que ahora sea diferente. Ahora es la oportunidad de mostrar realmente cuántos somos y cómo estamos. Los indicadores de empleo, de pobreza, de migración interna y externa son muy valiosos porque son la única herramienta para confrontar........

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