Las imágenes de Cobija bajo las aguas son desoladoras. El río Acre, caprichoso y furioso, ha desbordado su cauce y ha convertido las calles de la ciudad en un laberinto de ríos navegables. Más de 2.300 personas han visto sus hogares convertidos en ruinas y sus pertenencias perdidas en la vorágine del agua. La vida cotidiana se ha detenido, dando paso a la incertidumbre y la angustia.

La devastación causada por las recientes inundaciones en Pando clama por la atención urgente del Gobierno. El panorama es desolador. Calles convertidas en torrentes, hogares arrasados y familias enteras desplazadas. La alcaldesa de Cobija, Ana Lucía Reis, se vio obligada a navegar por las calles inundadas para evaluar los estragos junto al comandante del CEO Amazónico, Alberto Pio Loza Machaca. Esta imagen no solo refleja la magnitud del desastre, sino también la urgencia de la situación.

La cifra de personas damnificadas en albergues sigue aumentando. Al menos seis albergues han sido habilitados para acoger a aquellos que han perdido sus hogares. La solidaridad entre las personas se hace patente en momentos de crisis como este, pero la ayuda del Estado es indispensable para brindar apoyo a estas familias que lo han perdido todo.

Las autoridades locales se encuentran trabajando sin descanso para atender la emergencia. Se ha activado el Plan de Contingencia Municipal y se está trabajando en la distribución de alimentos, agua potable, ropa y medicamentos a las familias afectadas. Sin embargo, la magnitud del desastre supera la capacidad de respuesta local.
La reconstrucción será una tarea ardua y costosa. No se trata solo de reparar los daños materiales, sino también de restaurar la esperanza y la seguridad de quienes han sido golpeados por esta tragedia. La vuelta a la normalidad será un proceso largo y difícil, pero es un paso necesario para la recuperación de Pando.

Es fundamental que el Gobierno brinde todo su apoyo y cooperación en este momento crítico. La respuesta debe ser inmediata y eficaz, priorizando la asistencia a las comunidades más afectadas y asegurando que los recursos necesarios estén disponibles para la reconstrucción.

Además de la ayuda inmediata, es importante implementar medidas a largo plazo para prevenir futuras tragedias de este tipo. El cambio climático está exacerbando los fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo, y es crucial que se tomen acciones para mitigar sus efectos y proteger a las comunidades vulnerables.


La situación en Pando es un recordatorio doloroso de la fragilidad de nuestras vidas y la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo en tiempos difíciles. Este es un momento para que todos los bolivianos nos unamos en solidaridad con el pueblo pandino.
Es hora de demostrar que somos un país capaz de sobreponerse a las adversidades. Y es importante que el Gobierno actúe con determinación y empatía, demostrando su compromiso con el bienestar de todos los bolivianos, especialmente de aquellos que están sufriendo en este momento. La reconstrucción de Pando no puede esperar. Es hora de actuar.

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Pando: Un grito de auxilio ante la devastación

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03.03.2024


Las imágenes de Cobija bajo las aguas son desoladoras. El río Acre, caprichoso y furioso, ha desbordado su cauce y ha convertido las calles de la ciudad en un laberinto de ríos navegables. Más de 2.300 personas han visto sus hogares convertidos en ruinas y sus pertenencias perdidas en la vorágine del agua. La vida cotidiana se ha detenido, dando paso a la incertidumbre y la angustia.

La devastación causada por las recientes inundaciones en Pando clama por la atención urgente del Gobierno. El panorama es desolador. Calles convertidas en torrentes, hogares arrasados y familias enteras desplazadas. La alcaldesa de Cobija, Ana Lucía Reis, se vio obligada a navegar por las calles inundadas para evaluar los estragos junto al comandante del CEO Amazónico, Alberto Pio........

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