La Central Obrera Boliviana presentó un pliego petitorio de más de 150 puntos al presidente Luis Arce. La demanda es, cuando menos, irresponsable y hasta podría ser calificada de ausente de la realidad que vivimos. Se pretende que el salario mínimo nacional suba un ocho por ciento y que el sueldo básico tenga un aumento del siete por ciento.

El pedido llega en momentos de crisis, porque hay falta de dólares, lo que encarece las importaciones y está causando un incremento de precios en varios rubros de la economía, como la construcción, la producción de alimentos, el comercio y otros más. En síntesis, el encarecimiento está tocando los bolsillos del boliviano de a pie, ya no es solamente un problema de los grandes empresarios.

Este momento se suma a otros anteriores, cuando el Gobierno insistía en que Bolivia estaba muy bien, con mucho crecimiento y casi nada de inflación, cuando muchos expertos advertían sobre la necesidad de ajustes para evitar llegar a la situación actual.

Ahora, los timoneles de la economía nacional se dieron cuenta de que la bonanza se acabó y que el barco ya no se puede conducir con una sola mano; eso significa que se precisa la ayuda del sector privado, al que le está transfiriendo muchas responsabilidades: que haga aparecer los dólares, que importe combustible directamente y sin subsidio, entre otras demandas que el Estado no pudo cubrir en tiempos de vacas flacas.

En ese escenario complicado aparecieron los dirigentes de la COB, ausentes de la realidad, a presentar su pliego petitorio y a decir que el ajuste salarial debe estar acorde con los niveles de pobreza, que seguramente se han elevado después de la pandemia. No obstante, y hay que decirlo, los sindicalistas han mantenido incólume su nivel de vida, sueldazos y, en muchos casos, declaratorias en comisiones, lo que les permite vivir bien sin fatigarse.

El incremento salarial beneficia cada vez a menos población. Alrededor del 20% de los trabajadores están en el sector formal de la economía; es decir que aportan a la Gestora, tienen un horario de trabajo, están en una planilla y cuentan con aguinaldo y otros beneficios laborales. El 80% restante es del sector informal: no aportan para su jubilación, carecen de seguro social, la mayoría no recibe aguinaldo, etc. La COB no verifica, por ejemplo, si los cooperativistas mineros o los cocaleros tienen trabajadores a los que se paga una miseria o si trabajan en condiciones muy precarias.

Sin embargo, la COB es aliada del Gobierno, defiende públicamente al presidente y por tanto es recibida en la Casa Gande del Pueblo y hasta le ponen mesas de trabajo para pulir la demanda salarial, que debe estar resuelta el 1 de mayo. No reciben el mismo trato los empresarios y productores, que son los que están obligados a incrementar el sueldo sin siquiera haber participado de las negociaciones, porque el Gobierno los margina.

La presión laboral sobre las empresas es bastante alta, lo que ha provocado que cada vez haya menos empleo de calidad; se sabe que incluso el Estado ha tenido problemas para pagar sueldos con puntualidad. Entonces, ¿por qué la COB insiste en buscar un incremento, si esa demanda puede dejar a más bolivianos sin empleo y engrosando las filas de comerciantes informales, porque no encuentran más alternativa?

Corresponde una profunda reflexión y un cable a tierra. Bolivia debe salir airosa de este momento turbulento de la economía. Eso está en manos del Estado, del sector privado, si tiene condiciones adecuadas, pero también en manos de la dirigencia sindical y de los trabajadores en general. Si en tiempos de vacas gordas hubo incrementos salariales cada año, hay que ajustarse los cinturones en época de vacas flacas.

Ojalá sea entendido con responsabilidad y no con afanes electoralistas.

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Una demanda irresponsable

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26.02.2024

La Central Obrera Boliviana presentó un pliego petitorio de más de 150 puntos al presidente Luis Arce. La demanda es, cuando menos, irresponsable y hasta podría ser calificada de ausente de la realidad que vivimos. Se pretende que el salario mínimo nacional suba un ocho por ciento y que el sueldo básico tenga un aumento del siete por ciento.

El pedido llega en momentos de crisis, porque hay falta de dólares, lo que encarece las importaciones y está causando un incremento de precios en varios rubros de la economía, como la construcción, la producción de alimentos, el comercio y otros más. En síntesis, el encarecimiento está tocando los bolsillos del boliviano de a pie, ya no es solamente un problema de los grandes empresarios.

Este momento se suma a otros anteriores, cuando el Gobierno insistía en que Bolivia estaba muy bien, con mucho crecimiento y casi nada de inflación, cuando muchos expertos advertían sobre la necesidad de........

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