Sin duda el acarreo es un delito y sin duda estamos frente a un flagrante y masivo apoyo al delito denominado “falsedad ideológica”. De eso no cabe duda alguna. Mal también por la falta de visión de los ciudadanos que no perciben correctamente sus intereses, que claramente están en el lugar donde habitan.

Pero más allá del deplorable hecho, debemos preguntarnos por qué sucede: no basta decir que es porque los alcaldes lo promueven, porque contrariamente a lo que muchos dicen, no creo que la gente sea borrega, hay motivaciones de fondo que se deben investigar, más allá de la fácil satanización: como traidores, malagradecidos etc.

Para empezar no solo son los collas que abandonan Santa Cruz, también lo hacen los cruceños de las provincias que viven en Santa Cruz y lo hacen los provincianos que abandonan la ciudad de Sucre, y La Paz, y El Alto…. el tema es mucho más complejo.

El acarreo es como la especulación: para que funcione tiene que haber una falencia de fondo: se especula con el dólar porque éste falta, y se logra acarrear porque hay un sentimiento de fondo, que no estamos analizando: el provinciano o migrante sigue teniendo un fuerte apego a su tierra y la ciudad no ha logrado por lo visto enamorarlo. El migrante prefiere que esa platita vaya a su pueblo, que es más pobre que las ciudades, y que vaya para sus abuelos, su familia y eventualmente la taperita que abandonó para irse a la ciudad.

Por otra parte, es evidente que esa población no ha establecido aún nexos o lazos afectivos y de identidad con la ciudad: la ciudad no lo ha enamorado, no lo ha hecho sentir que es parte, se siente excluido, aunque aproveche lo que puede en términos de salud, educación, transporte y trabajo, pero lo emocional está faltando y las ciudades no han hecho esfuerzo alguno por incorporar a esa gente y que se sienta parte de la ciudad. En una entrevista uno decía “yo soy de Camiri pero trabajo en Santa Cruz” es decir la ciudad era su lugar de trabajo, no su comunidad. Como ejemplo, en el programa de “Barrios Pintudos” de Cedure, la gente que participaba del concurso declaraba que con esa participación, ellos se sentían ya que formaban parte de la ciudad.

Así que mal por el acarreo, que debe ser incluso delito, que el gobierno maliciosamente no controla ni legisla, mal por los nuevos ciudadanos que actúan contra sus propios intereses, pero también mal por las grandes ciudades que por lo visto no logran generar nuevos ciudadanos a partir de la inmigración. Es una tarea incumplida. Ellos no sienten que pertenecen a la ciudad, no sienten que son parte, ellos viven emocionalmente todavía en su comunidad de origen, y eso lo aprovecha muy bien el Gobierno para sus propios fines de potenciar el voto del campo y debilitar el voto urbano que no lo favorece.

Menudo tema que entre todos tenemos que enfrentar, sobre todo haciendo que las ciudades sean más inclusivas, más atractivas para todos, que logren al final lo deseado: la identidad y el apego de los inmigrantes por su nueva ciudad.


QOSHE - El acarreo y la derrota de las ciudades - Fernando Prado Salmón
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El acarreo y la derrota de las ciudades

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26.03.2024

Sin duda el acarreo es un delito y sin duda estamos frente a un flagrante y masivo apoyo al delito denominado “falsedad ideológica”. De eso no cabe duda alguna. Mal también por la falta de visión de los ciudadanos que no perciben correctamente sus intereses, que claramente están en el lugar donde habitan.

Pero más allá del deplorable hecho, debemos preguntarnos por qué sucede: no basta decir que es porque los alcaldes lo promueven, porque contrariamente a lo que muchos dicen, no creo que la gente sea borrega, hay motivaciones de fondo que se deben investigar, más allá de la fácil satanización: como traidores, malagradecidos etc.

Para empezar no solo son los collas que abandonan Santa Cruz, también lo hacen los cruceños de las provincias........

© El Deber


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