Es mejor la verdad que una mentira piadosa. Es mejor saber que falta plata y que tienes que ajustarte los cinturones a que te digan que todo está bien cuando en el fondo sabes que no es así. Cuando Javier Milei dijo: “No hay plata” fue aplaudido por la gente que lo escuchaba. No eran masoquistas, sino que al fin alguien les decía la cruda realidad, esa que se sabía, pero que el poder no admitía, mientras seguía fabricando argumentos y manipulando cifras. La economía de Bolivia no está como la de Argentina, pero algo no cuadra entre lo que el Gobierno dice y lo que se siente en los hogares.

Hay más empleo, dice el Gobierno y es verdad, pero hay que preguntar en qué condiciones; si el ingreso es igual o menor que en gestiones pasadas. Hay informalidad y contrabando donde también se genera empleo, pero gran parte de los sueldos están por debajo del mínimo nacional, con muchas horas de laburo al día y sin seguros. Esa es la otra parte que no se dice. Y no estaría mal un sinceramiento, porque así quedaría claro que el Gobierno reconoce esa realidad y trabaja para mejorarla. Pretender que todo está bien, cuando no está tan bien, deja la sensación de que nada se hará para superar las condiciones actuales.

Toda la verdad es esencial para confiar y respaldar. Y esto aplica a todos los niveles de Gobierno: central, departamental y municipal. Cuando los políticos falsean la realidad por intereses, generalmente electorales, no se dan cuenta de que lo que hacen es resquebrajar su propia imagen y enojar a la población que se sabe inteligente.

QOSHE - Cara a Cara - Mónica Salvatierra
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Cara a Cara

7 0
17.12.2023

Es mejor la verdad que una mentira piadosa. Es mejor saber que falta plata y que tienes que ajustarte los cinturones a que te digan que todo está bien cuando en el fondo sabes que no es así. Cuando Javier Milei dijo: “No hay plata” fue aplaudido por la gente que lo escuchaba. No eran masoquistas, sino que al fin alguien les decía la cruda realidad, esa que se sabía, pero que el poder........

© El Deber


Get it on Google Play