La semana pasada decíamos que la muerte es un tema serio. La pobreza también lo es. No son estadísticas, números de informes y niveles sociológicos de umbrales, proximidades o severidades. Es un tema serio que afecta a personas concretas. Son de esos temas con los que no se debe jugar de ninguna manera. Ni utilizar de cualquier forma. Es un problema social y, por tanto, es un problema que nos afecta. O nos debe afectar.

Pude participar en una sesión de ese formato cultura de desarrollo persona que se denomina Mentes Brillantes en el que conferenciantes nos ofrecen sus certezas y se convierten en estímulo para nuestro crecimiento personal. Un regalo de cumpleaños creativo de una persona querida. Me gustó mucho la conferencia. Pero, como el mismo ponente nos indicó en un momento de su intervención, nuestros ojos se suelen dirigir a la mancha de la corbata. Al detalle insignificante y mínimo que estimula nuestro pesimismo genético. No me gustó la borrachera optimista de que en España todos comen. Porque en España todos nos comen lo que deberían comer y existe necesidades y pobrezas reales que no podemos disimular. Sé que solo es una mancha en la corbata, un pelo en la leche, una nimiedad.., pero la pobreza es un tema serio.

Tan serio que el papa Francisco ha pedido –y se viene repitiendo desde hace siete años– que dediquemos un domingo a tomar consciencia de esta realidad y a dedicar una jornada a los pobres. Porque es un tema serio. Porque los pobres existen y sufren y, lo más sorprendente, están a nuestro lado. Y si se nos ocurre no volver el rostro y mantener la mirada en lo feo y desagradable, corremos el riesgo de verlos. Y si los vemos, nos arriesgamos a no quedar indiferentes.

El mensaje es más largo, pero me resisto a no dejarle un poco de espacio al Papa Francisco en esta página para que nos recuerde la importancia y seriedad de este tema:

Nuestra atención hacia los pobres siempre está marcada por el realismo evangélico. Lo que se comparte debe responder a las necesidades concretas de los demás, no se trata de liberarse de lo superfluo. También en esto es necesario el discernimiento, bajo la guía del Espíritu Santo, para reconocer las verdaderas exigencias de los hermanos y no nuestras propias aspiraciones. Lo que de seguro necesitan con mayor urgencia es nuestra humanidad, nuestro corazón abierto al amor. No lo olvidemos: «Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 198)». La fe nos enseña que cada uno de los pobres es hijo de Dios y que en él o en ella está presente Cristo: «Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo (Mt 25,40)».

Igual se puede decir de otra manera, con mayor o menor trascendencia o secularidad, pero el mensaje es claro y contundente. No está bien dejar de tomarse en serio este tema que afecta a personas concretas de carne y hueso, que están muy cerca de nosotros. Es un tema serio.

QOSHE - … y la pobreza también - Juan Pedro Rivero González
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… y la pobreza también

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13.11.2023

La semana pasada decíamos que la muerte es un tema serio. La pobreza también lo es. No son estadísticas, números de informes y niveles sociológicos de umbrales, proximidades o severidades. Es un tema serio que afecta a personas concretas. Son de esos temas con los que no se debe jugar de ninguna manera. Ni utilizar de cualquier forma. Es un problema social y, por tanto, es un problema que nos afecta. O nos debe afectar.

Pude participar en una sesión de ese formato cultura de desarrollo persona que se denomina Mentes Brillantes en el que conferenciantes nos ofrecen sus certezas y se convierten en estímulo para nuestro crecimiento personal. Un regalo de cumpleaños creativo de una persona querida. Me gustó mucho la conferencia. Pero, como el mismo ponente nos indicó en un........

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