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Dónde está el joven ucraniano que retransmitía crónicas de la guerra desde el sótano de su casa en Kiev? ¿Dónde está Mariano García, el jubilado español que tenía fuertes vínculos emocionales con Ucrania y allá se fue, a ayudar, y aparecía en la tele día sí día también, en directo, despotricando contra los rusos hasta que los rusos lo capturaron, ya en 1922? Lo que supimos luego sobre el trato que estaba recibiendo me hace pensar que hoy (ojalá me equivoque) está muerto.

Los programas de la tarde, y los de la mañana, los de aquí y los de allá, sacaban a esta gente que se esforzaba por transmitir el retrato de una vida amenazada por las bombas, destruida por los misiles. Los misiles a veces iban dirigidos contra infraestructuras esenciales y barrios o ciudades enteras se quedaban sin agua ni energía. Vimos hospitales bombardeados, trenes, carreteras, coches, ambulancias bombardeadas. Y el joven periodista, el anciano poseído por la santa ira del justo, se colaban en nuestra realidad a través del televisor, diariamente. El conductor del programa, el que fuera, les advertía, con voz compungida, del peligro que corrían por sus declaraciones, y de esta forma les animaba por psicología inversa a seguir hablando, contando y despotricando.

Estos personajes del espectáculo de la negra historia son también personas de las que ya no sabemos nada. Lo que sucedía entonces en Ucrania sucede ahora en Gaza (civiles muertos a mansalva, corte de suministros), pero con más polémica, con más división de opiniones, con más ambigüedad moral y más hipocresía y, sobre todo, con más actualidad. La historia y la actualidad se suceden en el espectáculo mediático del mundo, y todo lo que no es actualidad es historia. La guerra de Ucrania es ya una guerra congelada que no despierta el fervor de los conductores de magazines ni de los tertulianos consagrados al vértigo de la actualidad instantánea. En las noticias generalistas no se dan ya las cifras de muertos y mutilados en el frente de Jersón. Gaza, donde también se bombardea a los civiles y se les deja sin agua ni luz, tiene más brillo, más llamas, más atención, toda la atención del mundo.

Desde la horrenda acción de Hamás destinada a desatar el incendio, desde la reacción inmisericorde del Estado de Israel y su despiadada continuación, el espectáculo brilla como una explosión nuclear y los testigos con los que se conecta en directo ahora están en Israel o en Palestina. Pero la historia no es solo el pasado. Es también esta velocidad que nos lleva no sabemos a dónde, las conexiones y el movimiento más allá de la actualidad llameante, el umbral que ya pisamos, lo tenebroso. Se ha vuelto tan rápida la historia que sentimos cómo nos arrastra.

QOSHE - La negra historia - Maria Maizkurrena
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La negra historia

9 0
10.11.2023

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Dónde está el joven ucraniano que retransmitía crónicas de la guerra desde el sótano de su casa en Kiev? ¿Dónde está Mariano García, el jubilado español que tenía fuertes vínculos emocionales con Ucrania y allá se fue, a ayudar, y aparecía en la tele día sí día también, en directo, despotricando contra los rusos hasta que los rusos lo capturaron, ya en 1922? Lo que supimos luego sobre el trato que estaba recibiendo me hace pensar que hoy (ojalá me equivoque) está muerto.

Los programas de la tarde, y los de la mañana, los de........

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