Una columna de Luz Karime Abadía, publicada por El Espectador el pasado 7 de febrero, ofreció un título que se apartaba de su contenido. El escrito titulaba: “En Colombia cada vez hay menos primíparos en los programas de pregrado”; sin embargo, su texto se refería en realidad a la situación que se presenta en las universidades no oficiales. La columnista, juiciosa como siempre en sus estudios, señalaba una verdad que arrojan las estadísticas del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES: la matrícula total en programas de pregrado y posgrado ha crecido en Colombia gracias a los pregrados de las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas y a los posgrados de las IES privadas.

En el primer caso, el total en matrículas de pregrado, el pico más alto lo obtuvieron las IES privadas durante el primer semestre de 2017 con 1.204.524 estudiantes, superando a las públicas que alcanzaron 1.120.989. El fenómeno, sin duda, tuvo que ver con el despegue de la política gubernamental denominada “Ser pilo paga”, que utilizó el impuesto sobre la renta para la equidad “Cree” y otros recursos públicos, para pagar las matrículas que incrementaron además sus valores en las IES privadas. Con el final paulatino del programa, las matrículas totales de las IES privadas iniciaron un descenso igualmente sosegado, con una caída importante durante la pandemia y una leve recuperación hasta 2022, con un promedio anual -entre los dos semestres de ese año- de 1.116.536 matriculados. La cifra, no obstante, supera aquella que tenían las IES privadas antes del “Ser pilo paga”: en el segundo semestre de 2014 alcanzaban 1.059.520 matrículas; más de 50.000 matrículas menos de las que hoy obtienen. El análisis, por consiguiente, podría aducir que han vuelto a sus comportamientos históricos, pero el problema es que sus expectativas y sus inversiones crecieron con la perspectiva de los apoyos financieros oficiales.

Algo muy contrario ha ocurrido con las IES públicas: sus matrículas bajaron en 2016 afectadas por el programa “Ser pilo paga” con 1.093.537 estudiantes, pero empezaron a crecer cuando los gobiernos comprendieron que el apoyo a las IES públicas permitía mayor crecimiento en cobertura con menores costos per cápita. Programas como “Generación E”, “Matrícula Cero” y otros locales como “Jóvenes a la U”, aunque subsidiaban la demanda y no la oferta, generaron en las IES públicas un crecimiento sostenido: de 1.115.383 matrículas en tiempos de pandemia (primer semestre de 2020), a 1.316.373 durante el segundo semestre de 2021 y 1.324.650 en el segundo semestre de 2022. El crecimiento, por cierto, ha superado con creces el que alcanzaron las IES privadas con la costosa inversión del programa “Ser pilo paga”.

La política de gratuidad propuesta por el actual gobierno tiene varias ventajas: no solo subsidia la demanda apoyando con el costo de la matrícula a los estudiantes; también apoya la oferta destinando recursos a la base presupuestal de las IES públicas que se alimentan, además, con los Planes Integrales de Cobertura. La política no se fundamenta, tampoco, en las grandes ciudades, sino que apunta a crecer en territorios con estímulos e infraestructura para eliminar barreras económicas en el acceso y empoderar a las comunidades. Aunque la meta parece alta y ambiciosa (500 mil nuevos cupos), es evidente que la educación superior cubrirá ahora a sectores sociales más vulnerables sin importar la edad, el registro en Sisbén ni títulos técnicos o tecnológicos previos, por ejemplo. Lo sucedido en el primer semestre de 2024 en la Universidad Pedagógica Nacional es evidente: las inscripciones pasaron de 2.301 aspirantes en el segundo semestre de 2023, a 9.833 en el actual de 2024(1); las matrículas de primer semestre subieron de 880 a 1.340, es decir, un aumento en cobertura, en solo un semestre, de 460 estudiantes.

Por supuesto, el reto ahora reside en lograr su permanencia cualificando la oferta educativa unida a programas de bienestar y al seguimiento continuo para evitar deserciones; en ello, muy importante será el apoyo que se reciba del gobierno nacional y de entidades distritales como lo esperado con la nueva política educativa que asuma el alcalde Carlos Fernando Galán con su Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología, ahora en manos de alguien que sabe de educación como lo es Víctor Saavedra. La perspectiva de la Pedagógica se dirige también, a partir de 2024, a territorios como el Catatumbo, Magdalena, Florencia, Funsa, entre otros. La decisión de la Sociedad de Activos Especiales SAE, de entregar predios a las IES públicas, beneficia igualmente estos propósitos.

Por supuesto, las IES privadas tampoco deben marchitarse. Ello es algo que el país no puede permitirse. Una buena medida adoptada por ellas mismas consiste en la disminución sostenida en el precio de sus matrículas. Transformaciones en los créditos educativos otorgados a través del ICETEX pueden ayudar a sectores sociales que aspiran llegar a ellas o que no logran ser admitidos en las IES públicas. Si el Ministerio de Educación facilita las reformas curriculares y la creación de nuevos programas, los cambios de modalidades y la ágil obtención del registro calificado único, tanto las IES privadas como las públicas pueden aumentar su cobertura en sus sedes principales y en regiones o territorios a los que ahora no se les permite llegar por las trabas reglamentadas y los trámites burocráticos que decretos como el 1330 de 2019 han impuesto. Las IES acreditadas en alta calidad no deberían ser sometidas a estos tortuosos caminos para ajustar sus ofertas académicas, crear otras más acordes con las demandas, incluir diferentes modalidades y cubrir nuevas sedes en varias ciudades o poblaciones. La meta de los 500 mil cupos depende mucho de ello.

* Rector(e) Universidad Pedagógica Nacional.

QOSHE - El crecimiento de las universidades públicas - Adolfo León Atehortúa Cruz
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El crecimiento de las universidades públicas

6 19
17.02.2024

Una columna de Luz Karime Abadía, publicada por El Espectador el pasado 7 de febrero, ofreció un título que se apartaba de su contenido. El escrito titulaba: “En Colombia cada vez hay menos primíparos en los programas de pregrado”; sin embargo, su texto se refería en realidad a la situación que se presenta en las universidades no oficiales. La columnista, juiciosa como siempre en sus estudios, señalaba una verdad que arrojan las estadísticas del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior, SNIES: la matrícula total en programas de pregrado y posgrado ha crecido en Colombia gracias a los pregrados de las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas y a los posgrados de las IES privadas.

En el primer caso, el total en matrículas de pregrado, el pico más alto lo obtuvieron las IES privadas durante el primer semestre de 2017 con 1.204.524 estudiantes, superando a las públicas que alcanzaron 1.120.989. El fenómeno, sin duda, tuvo que ver con el despegue de la política gubernamental denominada “Ser pilo paga”, que utilizó el impuesto sobre la renta para la equidad “Cree” y otros recursos públicos, para pagar las matrículas que incrementaron además sus valores en las IES privadas. Con el final paulatino del programa, las matrículas totales de las IES privadas iniciaron un descenso igualmente sosegado, con una caída importante durante la pandemia y una leve recuperación hasta 2022, con un promedio anual -entre los........

© El Espectador


Get it on Google Play