Sentarse en la primera fila de un desfile de moda es como presenciar, de cerca, las tendencias sociales y culturales emergentes. Es como tomar nota de las señales que moldean los sentimientos compartidos que dan forma a nuestras interacciones y conversaciones, que refuerzan y delinean los contornos de nuestras actitudes sociales y validan nuestras creencias transitorias. Una nueva temporada de moda representa un umbral entre una realidad que estamos dispuestos a dejar atrás y otra que emerge. Es lo que pudimos observar en estos días en Italia.

La semana pasada, la influencer de moda Chiara Ferragni desapareció de los desfiles en Milán. Durante los últimos años ha sido una figura destacada y esencial en la moda italiana. Pero hoy su imagen está golpeada por acusaciones de fraude agravado y los honorarios exorbitantes que exige para campañas benéficas. Su ausencia es una alegoría de la burbuja de un fenómeno que se está desinflando por audiencias saturadas y cada vez más exigentes y escépticas. Es como si el péndulo social de lo efímero, instantáneo y llamativo oscilase hacia lo sobrio, lo elegante y lo permanente. Así, por ejemplo, la exuberancia y la excentricidad del extravagante (pero genial) Alessandro Michele ceden el espacio a la sobriedad del nuevo director creativo de Gucci, Sabato De Sarno. Durante la Semana de la Moda Masculina en Milán, De Sarno presentó trajes elegantes en gabardina, seda y lana fina, enriqueciendo la vida cotidiana. Lo hizo sin el aire de sorpresa al que nos había acostumbrado Alessandro Michele. “No me importa el momento en Instagram”, dijo a la prensa. Su visión es la de un purista, atento a los detalles.

Un retorno a la elegancia fue también la elección de Dolce & Gabbana, quienes privilegiaron cortes perfectos y sensuales, proporciones milimétricas y tejidos de primera calidad, rigurosamente en negro; una celebración de la elegancia, de ahí el nombre de la colección: Sleek. Para ser más precisos, es una elegancia aristocrática, como la presente en las películas de Visconti, que hoy cautiva la atención de los más jóvenes, quienes por primera vez en su vida se familiarizan con este concepto de moda. No es casualidad que en la primera fila del desfile de Dolce & Gabbana estaban sentadas las estrellas del K-pop Rowoon, Younghoon, Hyunjae y DPR. “Lo que hoy influencia”, dijeron los estilistas hablando con los periodistas, “es una bella foto, un buen libro, una prenda bonita”. En esta elección de la elegancia sobre la tendencia, la moda detecta y prefigura una época en que se prefiere la calidad sobre lo efímero, lo auténtico sobre la apariencia, el contenido sobre lo momentáneo. Este retorno a la elegancia y la belleza posiblemente nos permita rescatarnos de la actual turbulencia global. O por lo menos nos hace reflexionar sobre lo que es permanente y lo que debemos valorar en un mundo de cambios acelerados.

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Menos tendencias y más elegancia

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16.01.2024

Sentarse en la primera fila de un desfile de moda es como presenciar, de cerca, las tendencias sociales y culturales emergentes. Es como tomar nota de las señales que moldean los sentimientos compartidos que dan forma a nuestras interacciones y conversaciones, que refuerzan y delinean los contornos de nuestras actitudes sociales y validan nuestras creencias transitorias. Una nueva temporada de moda representa un umbral entre una realidad que estamos dispuestos a dejar atrás y otra que emerge. Es lo que pudimos observar en estos días en Italia.

La semana pasada, la influencer de moda Chiara Ferragni desapareció de los desfiles en Milán. Durante los últimos años ha sido una figura destacada y esencial en la moda........

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