No existe una estrella polar que guíe nuestro camino colectivo. Estamos normalizando el caos, la desintegración, el engaño y el conflicto. Pareciera que somos testigos de un proceso de descomposición social aparentemente incontenible, como un destino inevitable; una vertiginosa caída hacia el abismo. Somos apenas un grano de arena en medio del universo, ¿acaso es posible que no encontremos una manera de convivir pacíficamente? Esto me preguntó un amigo recientemente.

En la novela Viaje al Este, escrita por Hermann Hesse en la víspera de la ascensión de Hitler al poder en Alemania, el autor relata la historia de un hombre que se une a una hermandad con el fin de emprender un viaje místico hacia el “Este”. Se trata de un destino utópico que representa tanto una dirección geográfica como un estado espiritual de iluminación y autodescubrimiento. A lo largo de la obra, el narrador comparte sus experiencias y las enseñanzas adquiridas, aunque también manifiesta sus desilusiones y confusión cuando la misión parece fracasar y la hermandad se disuelve. Un momento crucial en la novela es la desaparición de Leo, quien en un principio parece ser meramente un sirviente, siempre alegre, disponible y generoso. Es su ausencia lo que rompe la armonía y cohesión del grupo. A través de este suceso, el narrador llega a comprender el verdadero rol de Leo, quien no era solo un sirviente, sino el líder espiritual y guía genuino de la hermandad. Su partida simboliza la pérdida de una brújula moral, la erosión de valores compartidos, la falta de un propósito común y la ausencia de un liderazgo auténtico y constructivo enfocado en el bienestar colectivo.

Si hoy experimentamos desorientación y desunión, no se debe solo a los cambios exponenciales que estamos viviendo, como la innovación tecnológica, que está provocando un terremoto en las dinámicas económicas, sino también a la falta de un liderazgo maduro y adecuado para esta era de disrupción. Los liderazgos que predominan actualmente están protagonizados por individuos atrapados en ideologías obsoletas, con personalidades conflictivas y narcisistas. Esto contrasta con el tipo de liderazgo propuesto por Robert Greenleaf, quien, inspirándose en la novela de Hermann Hesse y en la figura de Leo, aboga por un liderazgo en el que el líder sirve primero, atendiendo las necesidades de los demás. Es decir, un liderazgo que no se basa en el poder y la autoridad (y mucho menos en el autoritarismo), sino que promueve el crecimiento y bienestar de la sociedad. Se trata de un liderazgo sin superioridad moral, soberbia ni arrogancia, sino caracterizado por la humildad, dedicación y generosidad. Si miramos más allá de nosotros mismos, es difícil encontrar esta calidad de liderazgo en la actualidad. Sin embargo, podemos mirar dentro de nosotros mismos y asegurarnos de que este líder servidor se desarrolle primero en nuestro interior.

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Perdimos la estrella polar

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19.03.2024

No existe una estrella polar que guíe nuestro camino colectivo. Estamos normalizando el caos, la desintegración, el engaño y el conflicto. Pareciera que somos testigos de un proceso de descomposición social aparentemente incontenible, como un destino inevitable; una vertiginosa caída hacia el abismo. Somos apenas un grano de arena en medio del universo, ¿acaso es posible que no encontremos una manera de convivir pacíficamente? Esto me preguntó un amigo recientemente.

En la novela Viaje al Este, escrita por Hermann Hesse en la víspera de la ascensión de Hitler al poder en Alemania, el autor relata la historia de un hombre que se une a una hermandad con el fin de emprender un viaje místico hacia el “Este”.........

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