Al deporte le debo mi vida; no solamente es mi sustento. Gracias a lo que pasa en los escenarios puedo decir que trabajo en lo que me gusta. Pero el deporte aficionado ocupa un lugar muy importante en mi día a día. Es más, de alguna manera ha sido la excusa para bajarle al trago y a la noche. O mejor, ha sido la solución.

No es que yo fuera alcohólico, pero este es un país en el que se bebe en exceso. Todo se celebra y lo que se celebra lamentablemente incluye alcohol. Este es uno de los pocos países del mundo en el que se acostumbra pedir una botella para una mesa, en lugar de un trago, y después otra. Eso ya de por sí invita al exceso. Es como si el trago se fuera a acabar.

En ese contexto, me he sorprendido bastante en estos días de diciembre, que parece un mes lleno de humor negro gracias a los excesos, con gente que al igual que yo encontró en el deporte ese límite para parar en la noche y poder cumplir con el deber atlético al otro día.

De hecho, un amigo dice que el deporte después de los treinta está dirigido a los exborrachos, y puede tener razón. La otra noche en la despedida de mi hija Daniela, que vive en otro país por temas de trabajo y amor, su amiga Catalina paró de beber abruptamente a eso de las once de la noche porque al otro día tenía que entrenar. Está preparando un par de maratones para 2024 y su compromiso le puso el punto final a la noche.

A mí me pasa algo parecido, pero con el tenis y no propiamente por el compromiso conmigo mismo, aunque también. Pero es que no debe haber cosa más triste que dejar a un partner, que también se dosificó la noche anterior, plantado y sin opción en una cancha vacía. Por eso, de un tiempo para acá suelo poner partidos a las ocho de la mañana del sábado y del domingo. Santo remedio al exceso de alcohol en la noche anterior.

Además, no hay nada mejor que ver a los compañeros de rumba deshechos mientras uno está satisfecho, sin resaca y con el deber cumplido con el deporte.

La verdad es que así como parece que cada vez se bebe más también es cierto que cada vez la gente hace más deporte por la razón que sea. El caso es que los beneficios no pasan solo por lo físico; claramente, los beneficios también tienen que ver con lo emocional.

Mi recomendación para el próximo año es hacer más deporte. La mayoría ya no fuimos campeones de nada, pero podemos mejorar lo que nos queda de vida.

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Columna de Antonio Casale: hacer deporte

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26.12.2023

Al deporte le debo mi vida; no solamente es mi sustento. Gracias a lo que pasa en los escenarios puedo decir que trabajo en lo que me gusta. Pero el deporte aficionado ocupa un lugar muy importante en mi día a día. Es más, de alguna manera ha sido la excusa para bajarle al trago y a la noche. O mejor, ha sido la solución.

No es que yo fuera alcohólico, pero este es un país en el que se bebe en exceso. Todo se celebra y lo que se celebra lamentablemente incluye alcohol. Este es uno de los pocos países del mundo en el que se acostumbra pedir una botella para una mesa, en lugar de un trago, y........

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