En tiempos de Pékerman, maestro del actual entrenador de la selección y parte de su cuerpo de ayudantes como el psicólogo deportivo Marcelo Roffé, los jugadores decían que lo más importante que había logrado el argentino con ellos era convencerlos de que no hay objetivos imposibles de cumplir. En esos tiempos, como ahora, veníamos de ser eliminados del mundial anterior y marcar un gol o siquiera pisar el área contraria era toda una odisea.

Lorenzo, su asistente Amaranto Perea, que hizo parte activa de aquel proceso como jugador y el propio Roffé están logrando lo mismo con la selección actual. Es que pareciera que solamente en el partido contra Brasil se pateó más veces al arco que en toda la eliminatoria anterior.

Para lograrlo, desde luego, se hicieron cambios estratégicos. Ya no se juega con un volante neto de marca como lo era Barrios, sino con centrocampistas que se sueltan al ataque y ayudan a marcar, como Castaño, Ríos y Carrascal. Uribe en ese escenario se ve mejor rodeado, James tiene respaldo y a su alrededor se tejen secuencias de pases rápidos que encuentran espacios para que Díaz o los laterales que salen al ataque puedan generar peligro.

Pero no solo por eso se llega más al arco contrario. El partido contra Brasil se ganaba desde varios días antes. El lunes anterior Amaranto Perea declaró que “llegó la hora de ganarle a Brasil”. Lorenzo hablaba de que la historia estaba para cambiarla y en el ambiente se sentía que esta vez sería posible.

Es definitivo, este equipo se parece al de Pékerman en cuanto a convicción ofensiva, simpleza y valentía. Lorenzo, como su maestro, sabe tocar el equipo con cambios correctos y productivos al leer los partidos. Se diferencia de aquel en cuanto a que es más veloz, dinámico y valiente. Tal vez por ahora sufre más atrás de lo que debería, pero pasar la pelota del medio hacia adelante, algo que parecía imposible en la eliminatoria anterior, hoy es cosa de niños.

Solo el tiempo dirá si este equipo superará lo hecho por Pékerman. Para eso habría que jugar la final de una Copa América y clasificar a la semifinal de un mundial. Las dos cosas hoy siguen pareciendo lejanas, pero ya no se ven imposibles.

Una vez más el fútbol nos demuestra que lo táctico es importante, pero la capacidad de transmitir emociones es lo que diferencia a los técnicos y a los grandes jugadores. A veces me parece que en la prensa nos quedamos en lo primero y eso nos desconecta de la realidad. En cambio una selección y su gente se conectan desde lo emocional. Películas como la de la semana pasada con todo y drama incluidos no se olvidan nunca. Ojalá esa noche haya comenzado un romance duradero entre el equipo de todos y la victoria. Este país necesita inspiración y su selección puede convertirse en eso.

QOSHE - Columna de Antonio Casale: Razón o emoción - Antonio Casale
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Columna de Antonio Casale: Razón o emoción

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20.11.2023

En tiempos de Pékerman, maestro del actual entrenador de la selección y parte de su cuerpo de ayudantes como el psicólogo deportivo Marcelo Roffé, los jugadores decían que lo más importante que había logrado el argentino con ellos era convencerlos de que no hay objetivos imposibles de cumplir. En esos tiempos, como ahora, veníamos de ser eliminados del mundial anterior y marcar un gol o siquiera pisar el área contraria era toda una odisea.

Lorenzo, su asistente Amaranto Perea, que hizo parte activa de aquel proceso como jugador y el propio Roffé están logrando lo mismo con la selección actual. Es que pareciera que solamente en el partido contra Brasil se pateó más veces al arco que........

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