Cada mañana las emisoras de radio se divierten con adivinanzas sobre qué día internacional se conmemora hoy. Una revisión de este listado interminable y muchas veces ridículo deja ver la falta del verdadero día de todos los días: el día del lugar común. En efecto, esta costumbre que crece con alarma no es sino la muestra de la falta de imaginación de las entidades que proclaman los días de cualquier cosa.

Para la muestra, algunos botones: hay día de la suegra, de las legumbres, de las juezas, del sueño, de los vuelos espaciales tripulados, del ruido, del lavado de manos, de la luz, del té, del modernismo, del cielo azul, del retrete. Es como si existiera un selecto grupo de sabios a quienes les pagaran por encerrarse a concebir excentricidades.

Lo grave es que las principales promotoras de esta diarrea solemnizadora son ilustres organizaciones orbitales creadas para beneficio de la humanidad: la ONU, la Unesco, la Organización Mundial de la Salud. Cuando les llega algún tema nuevo de preocupación internacional se les enciende el bombillo y crean, como panacea, el respectivo día contra los asteroides o las tormentas de arena y polvo.

Lo lanzan entonces como un trofeo y siguen buscando un acuerdo sobre el remedio para la pandemia de turno o para la guerra infaltable. Cuando están a punto de llegar a un dictamen, se levanta la potencia dominante y ejerce su poder de veto. No les queda más camino de inventar el novedoso día de las remesas familiares o de las viudas o de la zurdera. Así se lavan la conciencia.

Parece que esta costumbre piadosa les viene a la mente como imitación de los días consagrados a cada santo cristiano o de otras religiones. También, a manera de copia de los calendarios de las revoluciones, estilo la francesa o la soviética. En siglos extinguidos, los recién nacidos eran perjudicados con el nombre del santo de turno: Sinforoso, Filomena, Aniceto.

El día del algodón, el de la pasta, el de la lógica, el de los pastos marinos o el de la conciencia atiborran íntegro el año, de modo que se convierten en obviedades que resbalan por los oídos de los ciudadanos. Para lo único que sirven es para levantar risas y convertir en monigotes las buenas causas que merecerían un tratamiento de rica imaginación.

No se sabe por qué, pero el día más solicitado del año es el 21 de marzo, con cinco solemnidades programadas. Hay una evidente congestión de tráfico, pues los 365 días del año no dan abasto para recibir tantas solicitudes de causas humanitarias. La programación acusa indiscutible saturación. Las adivinaciones de las estaciones radiales se convirtieron en motivo de burlas.

Basta una revisión en Wikipedia (Día mundial de) para comprobar que lo que en un comienzo pudo ser un campanazo para la conciencia acerca de causas justas, derivó hacia una danza de chistes y cantaletas. Como si la imaginación y la creatividad estuvieran ausentes de las augustas sedes de las organizaciones internacionales.

arturoguerreror@gmail.com

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Hoy es el día internacional de...

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24.11.2023

Cada mañana las emisoras de radio se divierten con adivinanzas sobre qué día internacional se conmemora hoy. Una revisión de este listado interminable y muchas veces ridículo deja ver la falta del verdadero día de todos los días: el día del lugar común. En efecto, esta costumbre que crece con alarma no es sino la muestra de la falta de imaginación de las entidades que proclaman los días de cualquier cosa.

Para la muestra, algunos botones: hay día de la suegra, de las legumbres, de las juezas, del sueño, de los vuelos espaciales tripulados, del ruido, del lavado de manos, de la luz, del té, del modernismo, del cielo azul, del retrete. Es como si existiera un selecto grupo de sabios a quienes les pagaran por encerrarse a concebir........

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