Feliz 26 de diciembre. Ya nació el Niño Jesús, se acabaron los villancicos y las tortas, todavía las luces alumbran terrazas y balcones. No asistí a ninguna novena porque no fui capaz de cantar: “A Belén, pastores”, sabiendo que están matando niños, como si 2.000 años después hubiera regresado Herodes. No juzgo, pero no fui capaz del “Tutaina”. Además, se me habrían atragantado los buñuelos y el desamargado habría sabido a vinagre.

Leo con admiración a los columnistas que admiten haber cambiado de opinión, ejercicio que nos propuso este diario. He mirado el retrovisor de mis columnas, casi desde que empecé con el seudónimo de Martina en El País de Cali, y no me arrepiento de ninguna ni he cambiado de opinión. A lo mejor no tengo autocrítica o soy terca como una mula. Escribo desde el ombligo, no desde el cerebro, sale lo que sale. Muchas veces me habré equivocado, pero en ese momento estoy siendo fiel a mí misma y a lo que estoy sintiendo.

Aprendí con la ayuda de terapias y grupos de apoyo a perder el miedo al rechazo, a decir no sin sentirme culpable, a no tratar de agradar por agradar, a escoger con quién me reúno y a dónde quiero ir, a dejar iniciados los libros que no me gustan sin remordimiento, a no permitir que me pidan recomendaciones o lagarteadas, a no juntarme con gente que me quita energía y me incomoda.

No me importa que me digan asesina ni que me maldigan porque me gustan los toros; me fascinan. Para mí es un arte, el único que no tiene guion y se compone de instantes irrepetibles. Se me acelera el corazón al entrar a una plaza de toros, desde la primera vez que asistí, ya hace muchos años. Sigo pensando en los animalistas como personas que odian lo que no conocen y es imposible tratar de cambiarlos. Como decía un viejo amigo o un amigo ya viejo: “La gente es como Dios la hizo y a veces peor”. No estoy de acuerdo con la agresividad de ellos y sus insultos a veces grotescos no me tocan, pueden seguir.

No he cambiado de opinión sobre ningún político al que he criticado. No me arrepiento de no haber votado en algunas elecciones pasadas. No voté por Uribe, Duque ni Petro. Volvería a votar por Juan Manuel Santos. Sigo creyendo que Humberto de la Calle hubiera sido el mejor presidente para estos momentos y que los egos de otros candidatos se lo arruinaron.

Admiro a Claudia López, Clara Luz Roldán, Patricia Ariza, Patricia Lara, Laura García, Mariana Garcés, Cecilia Orozco Tascón, Piedad Bonnett y Patricia Tavera, mujeres coherentes, valientes y frenteras, entre otras. Creo que las mujeres en el poder, cuando son preparadas, honestas y berracas, gobiernan mejor que los machos cabríos.

Seguiré fiel a mí misma, aceptándome como soy, con mis altibajos emocionales, mi amor irracional por las ceibas y los atardeceres, y seguiré escribiendo, mientras me lo permitan, lo que me da la gana.

Acabo de caer en la cuenta de que sí cambié de opinión sobre algo: la religión católica. Pasé de tragarme todo entero por casi 30 años a dejarla, siguiendo principios espirituales que sí me dan paz interior y no me amenazan con pecados, infiernos, virginidades ni palomas.

QOSHE - No cambio de opinión - Aura Lucía Mera
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

No cambio de opinión

10 0
26.12.2023

Feliz 26 de diciembre. Ya nació el Niño Jesús, se acabaron los villancicos y las tortas, todavía las luces alumbran terrazas y balcones. No asistí a ninguna novena porque no fui capaz de cantar: “A Belén, pastores”, sabiendo que están matando niños, como si 2.000 años después hubiera regresado Herodes. No juzgo, pero no fui capaz del “Tutaina”. Además, se me habrían atragantado los buñuelos y el desamargado habría sabido a vinagre.

Leo con admiración a los columnistas que admiten haber cambiado de opinión, ejercicio que nos propuso este diario. He mirado el retrovisor de mis columnas, casi desde que empecé con el seudónimo de Martina en El País de Cali, y no me arrepiento de ninguna ni he cambiado de opinión. A lo mejor no tengo autocrítica o soy terca........

© El Espectador


Get it on Google Play