Hace unos días se celebraron las primarias del Partido Republicano en el estado de Iowa, y la victoria de Trump puede ser el primer aviso de su triunfo en las presidenciales de 2024. Durante meses, Trump ha estado liderando las encuestas del Partido Republicano, y esta primera cita en las urnas era el momento de medir qué tan acertadas son esas proyecciones. Ron de Santis, que en algún momento llegó a ser el más opcionado de la carrera, perdió con una buena diferencia. Nikki Haley quedó de tercera y Vivek Ramaswamy se retiró de la competencia para apoyar a Trump.

No solo es probable que Trump sea elegido como candidato presidencial del Partido Republicano, también es bastante probable que gane la presidencia de EE. UU. Una buena parte de los votos por Biden en 2020 vinieron de personas que estaban votando contra Trump, pero que no pensaban que Biden fuera un buen candidato, precisamente por no ser suficientemente progresista. El conflicto entre Israel y Gaza ha aumentado este descontento, porque es claro que Biden, y por extensión EE. UU., ha apoyado a Israel o no ha sido capaz de enfrentársele, que en la práctica es lo mismo, y no ha reconocido los ataques como un intento de genocidio, que es el alegato de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. Estos votantes, en su mayoría jóvenes, se oponen intensamente a Trump, pero es probable que esta vez les cueste más trabajo apoyar a Biden en las urnas y es muy probable que no salgan a votar. Trump puede ganar, como malo conocido, precisamente porque de él nadie espera nada, la vara es tan baja que no puede decepcionar.

Naomi Klein, en su libro La doctrina del shock –publicado en 2007, después del huracán Katrina–, afirma que los sistemas económicos que privilegian el libre mercado sin límites llevan a gobiernos autoritarios que van a buscar reducir el Estado y corporativizar el gobierno, aprovechando un evento de choque que genere una especie de suspensión de la realidad: “el modelo económico de Friedman puede imponerse parcialmente en democracia, pero para llevar a cabo su verdadera visión, necesita condiciones políticas autoritarias” y añade que “el término más preciso para definir un sistema que elimina los límites entre el gobierno y el sector empresarial no es liberal, conservador o capitalista, sino corporativista. Sus principales características consisten en una gran transferencia de riqueza pública hacia la propiedad privada [...] el incremento de las distancias entre los inmensamente ricos y los pobres descartables, y un nacionalismo agresivo, que justicia un cheque en blanco en gastos de defensa y seguridad”. Con tantas elecciones presidenciales, esta tendencia regional será un asunto medular de todas las contiendas del 2024.

Se parece a lo que pasó en Colombia con la Seguridad Democrática; en Honduras, después del golpe de 2009; en El Salvador, con la llegada de Bukele a la presidencia, y en Argentina, con la crisis económica que ayudó a llevar a Milei al poder. Más que de derecha o ultraderecha, estos gobiernos son autoritarios y, como Trump, están aliados con las multinacionales extractivistas que amenazan los derechos a la tierra y el territorio, y los grandes monopolios económicos, locales y globales. No necesariamente todos tienen en el centro un proyecto ideológico antiderechos, la mayoría de las veces ni siquiera hay un proyecto político claramente trazado, como pasaba con Rodolfo Hernández. Lo que sí hay es una conciencia de que los mensajes antiderechos mueven algoritmos, y luego votos que se reciben bajo el compromiso de torpedear los derechos humanos. Después de todo, mientras menos derechos tenga un pueblo, más fácil es su explotación.

QOSHE - Tendencias 2024: autoritarismo y shock - Catalina Ruiz-Navarro
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Tendencias 2024: autoritarismo y shock

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18.01.2024

Hace unos días se celebraron las primarias del Partido Republicano en el estado de Iowa, y la victoria de Trump puede ser el primer aviso de su triunfo en las presidenciales de 2024. Durante meses, Trump ha estado liderando las encuestas del Partido Republicano, y esta primera cita en las urnas era el momento de medir qué tan acertadas son esas proyecciones. Ron de Santis, que en algún momento llegó a ser el más opcionado de la carrera, perdió con una buena diferencia. Nikki Haley quedó de tercera y Vivek Ramaswamy se retiró de la competencia para apoyar a Trump.

No solo es probable que Trump sea elegido como candidato presidencial del Partido Republicano, también es bastante probable que gane la presidencia de EE. UU. Una buena parte de los votos por Biden en 2020 vinieron de personas que estaban votando contra Trump, pero que no pensaban que Biden fuera un buen candidato, precisamente por no ser........

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