La reciente aprobación de la ayuda militar a Ucrania e Israel es un despropósito (también fiscal dado el déficit) de los que son capaces en el equipo de Biden. El primero, porque el argumento sobre su conveniencia y utilidad está fundado en falsedades y le va a hacer más mal que bien a Ucrania, escalando peligrosamente la confrontación. El segundo, porque es un crimen seguir apoyando el genocidio y el ethnic cleansing en Gaza y una tremenda hipocresía hablar de frenar la masacre a la vez que proveer las armas para proseguirla.

Las dos cosas tienen dos elementos en común. Primero son el resultado del esfuerzo de un poder hegemónico por conservar esa posición; y en ambos casos el desenlace con sus consecuencias para el mundo depende de un demente que persigue fuera de sí un objetivo imposible. La guerra en Ucrania fue precipitada por la expansión agresiva de la OTAN que rodeaba a Rusia en el mar Negro y ponía misiles a minutos de Moscú (recordar Cuba), y por la agresión de Kiev contra los oblast del este que estaba a punto de invadir. Pero ella, lejos de asegurar la hegemonía unipolar la ha erosionado tanto por la derrota en manos de Rusia como por el impulso a los BRICS (the west against the rest). El demente en este caso es Zelensky, quien ha perdido contacto con la realidad y sigue delirando con su avance hasta el puente Kerch. En el de Israel, cuya superioridad apabullante se ha debilitado con la innovación de los drones por Hezbbolah e Irán, en sus brotes escatológico apocalípticos, Netanyahu, quien llama a una guerra continuación de la de exterminio de Amalek para lograr la instauración del gran Israel del río al mar que vienen persiguiendo los sionistas desde BenGurion.

Pero en Asia Occidental la respuesta de Irán a la cadena de agresiones por una década que culminó con el asesinato de sus generales en la embajada en Damasco, notificó a Israel que tiene cómo alcanzar sus objetivos estratégicos (la ecuación cambió). A Netanyahu le costará más seguir buscando involucrar a Ee. UU. en la guerra con Irán que necesita para prolongar el conflicto (evitando ser llevado a juicio) y distraer de su fracaso en Gaza en donde no pudo eliminar a Hamás, a pesar de la espantosa matanza de civiles tratando, y no logró rescatar a los rehenes.

La ayuda a Ucrania es el resultado de una pérdida de contacto con la realidad montada en dos falacias igualmente absurdas: que Ucrania puede derrotar a Rusia y que si no lo hace Putin invadirá también a Europa. El ejército ucraniano se está desmoronando, con muchos batallones rindiéndose o (¡incluso la brigada nazi Azov!) negándose a luchar. Más sufrimiento sin ningún beneficio en términos del curso de la guerra, pero como han dicho Graham, Blinken y ahora Cameron, la inversión en matar rusos es good value porque mueren son ucranianos, y también porque este dinero regresa mayormente a las empresas del complejo industrial militar. Inmoral utilización de los ucranianos, cuyo país será aún más destruido gracias a la consiguiente prolongación de la guerra hasta las elecciones americanas (hasta cuando tendrán engañado al público americano). Como tienen al europeo con la tontería de que Rusia no se detendrá en Ucrania siendo que Putin ni puede ni le interesa tomarse Ucrania occidental.

Mintieron en Vietnam, mintieron en Iraq y ahora en Ucrania; Blinken compitiendo con Powell por el premio al mayor mentiroso. Y la gente sigue creyendo sus fábulas, convencidas por los medios. Pero en Vietnam no fue así. Entonces el Washington Post y el New York Times no se habían convertido en deshonestos propagandistas regurgitando las mentiras de la CIA. ‘The Post’ de Spielberg (Netflix) muestra la honestidad que los enfrentó contra Nixon por desenmascarar la cadena de mentiras de Kennedy a este. La mismo que hoy sobre Ucrania: ella está ganando y más recursos le permitirá derrotar a Rusia.

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Ucrania y Palestina, las genialidades de Biden

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25.04.2024

La reciente aprobación de la ayuda militar a Ucrania e Israel es un despropósito (también fiscal dado el déficit) de los que son capaces en el equipo de Biden. El primero, porque el argumento sobre su conveniencia y utilidad está fundado en falsedades y le va a hacer más mal que bien a Ucrania, escalando peligrosamente la confrontación. El segundo, porque es un crimen seguir apoyando el genocidio y el ethnic cleansing en Gaza y una tremenda hipocresía hablar de frenar la masacre a la vez que proveer las armas para proseguirla.

Las dos cosas tienen dos elementos en común. Primero son el resultado del esfuerzo de un poder hegemónico por conservar esa posición; y en ambos casos el desenlace con sus consecuencias para el mundo depende de un demente que persigue fuera de sí un objetivo imposible. La guerra en Ucrania fue precipitada por la expansión agresiva de la OTAN que rodeaba a Rusia en el mar Negro y ponía misiles a minutos de Moscú (recordar Cuba), y........

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