Se sabía que uno de los desafíos previstos en las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía global en los próximos años sería la recuperación de la segunda economía más grande del mundo: China.

Siendo uno de los grandes motores del crecimiento global, China tiene además un papel en el mundo en desarrollo como comprador de materias primas. Los países con exportaciones altamente concentradas en combustibles fósiles y minerales, por mencionar un ejemplo, dependen del desempeño del gigante asiático, ya sea por el comercio bilateral o por el efecto de la demanda china sobre los precios de las materias primas en los mercados internacionales. Para ponerlo de alguna forma, cuando el motor asiático estuvo a toda máquina, no era necesario que Colombia le vendiera su petróleo directamente a China para ver aumentadas sus ganancias petroleras.

El boom en los precios de las materias primas entre 2003 y 2013 —con una pausa durante la crisis internacional de 2009—, acompañado de alto crecimiento chino, ayudó de hecho a varias economías latinoamericanas, independientemente de sus liderazgos políticos de izquierda o derecha. En los últimos años, sin embargo, China ha tenido problemas para sostener las tasas de crecimiento que entre 1995 y 2010 oscilaron alrededor de 10 % anual. Esas tasas están ahora cerca de completar un periodo de 15 años con una tendencia decreciente. Y, aunque las magnitudes serían aspiracionales para otros países en desarrollo, China anunció que su meta de crecimiento es de solo 5 %.

En los principales desafíos están el manejo de una crisis inmobiliaria y curiosamente desde la perspectiva del mundo en desarrollo: excesos de capacidad productiva en varios sectores industriales. No es problema de oferta sino de demanda. La estrategia de crecimiento basada en exportaciones, respaldada por la demanda global, podría estar en una fase de agotamiento. El auge de políticas de reindustrialización de algunas economías avanzadas y el proceso de normalización global de la política macroeconómica pospandemia que está tomando tiempo —ajustes de déficit fiscales y altas tasas de interés— hacen grande el desafío para China.

En el paquete de políticas, tal como lo anunció el primer ministro Li Qiang, vienen un déficit fiscal del gobierno central de 3 % del PIB —que es 3 o 4 veces mayor cuando las cuentas se extienden al gobierno general—, bonos especiales de deuda pública de muy largo plazo y un incremento de 10 % en el presupuesto de investigación en ciencia y tecnología. De todos modos, algunos analistas calificaron de ambiciosa la meta de 5 % de crecimiento. Reconocen, eso sí, la posibilidad de escalamiento de las medidas de política.

El mundo en desarrollo tiene que estar preparado para una estrella de la economía global que, sin apagarse, iluminará menos. La estrategia de reindustrialización y diversificación de exportaciones de los países en desarrollo tendrá que darse en un marco multilateral y más diversificado geopolíticamente que el actual. Y hay que estar atentos a que el exceso de capacidad productiva de China puede estar generando un dumping a los países en desarrollo —Brasil y México están revisando aranceles para controlar la llegada de productos chinos—. Retos económicos y, sin duda, también para las relaciones exteriores.

* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana

QOSHE - China, tan lejos y tan cerca - Gonzalo Hernández
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China, tan lejos y tan cerca

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19.03.2024

Se sabía que uno de los desafíos previstos en las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía global en los próximos años sería la recuperación de la segunda economía más grande del mundo: China.

Siendo uno de los grandes motores del crecimiento global, China tiene además un papel en el mundo en desarrollo como comprador de materias primas. Los países con exportaciones altamente concentradas en combustibles fósiles y minerales, por mencionar un ejemplo, dependen del desempeño del gigante asiático, ya sea por el comercio bilateral o por el efecto de la demanda china sobre los precios de las materias primas en los mercados internacionales. Para ponerlo de alguna forma, cuando el motor asiático estuvo a toda máquina, no era necesario que Colombia le vendiera su petróleo directamente a China para ver aumentadas sus ganancias........

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