La economía mundial continúa su “aterrizaje suave” como parte del ciclo recesión-recuperación del escenario pandemia-pospandemia. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que el crecimiento en 2023 cerrará en 3 % luego del 3,5 % de 2022 y el 6,3 % de 2021. Las medidas fiscales y monetarias de muchos países han funcionado bien, a pesar de las afectaciones sobre los suministros de alimentos y energía ocasionadas por la guerra en Ucrania. Así, va quedando atrás en el retrovisor la caída de la producción mundial de 2,8 % en 2020, aunque el crecimiento global sigue todavía por debajo del promedio del periodo 2000-2019 (3,8 %) y la recuperación es asimétrica: Estados Unidos ha tenido un mejor desempeño que Europa occidental, entre las economías desarrolladas, y persiste la fragilidad en el mundo en desarrollo.

El crecimiento mundial en 2024 sería de 2,9 %. Los desafíos de mantener el aterrizaje en modo suave y la consolidación del proceso desinflacionario siguen vigentes. Preocupa la incertidumbre sobre la recuperación de China —en particular, con el manejo de su crisis inmobiliaria—, su efecto sobre los socios comerciales exportadores de materias primas y su contribución a la tendencia de desaceleración global de largo plazo anticipada por muchos analistas.

Es un hecho que la estabilización económica global tomará tiempo y las metas de política macroeconómica tendrán que ser redefinidas para ser alcanzadas en horizontes de tiempo más largos que los inicialmente esperados. Algo de coordinación global, aunque descentralizada, está ocurriendo al respecto, incluyendo, por ejemplo, mayor paciencia para retornar a las metas prepandemia de inflación. Es lo sensato, en especial si la política de gasto público está ya comprometida con ajustes fiscales que buscan, entre varios objetivos, limitar el riesgo de mayores costos de financiamiento en los mercados internacionales.

En ese sentido, es de cuidado la interpretación de uno de los mensajes generales del FMI en el que se pide que la política fiscal apoye la estrategia monetaria del proceso desinflacionario. Al menos en el caso de Colombia el ajuste fiscal ya se está dando; el déficit del Gobierno Nacional Central estará cercano al 4,3 % del PIB al terminar este año, representando una disminución de casi 3 puntos del PIB frente al nivel de 2021 (7,1 %). Economías en desarrollo, como la colombiana, ampliamente expuestas a los vaivenes internacionales del comercio internacional y a los precios de las materias primas, no pueden poner demasiada tensión en los ajustes fiscales y monetarios a la vez, haciendo que el aterrizaje mundial se traduzca aquí en aterrizaje forzoso con deterioro de la actividad económica y el empleo.

Eso sí, en sintonía con las perspectivas de la economía mundial (FMI), vale la pena insistir en el fortalecimiento de la cooperación multilateral para disminuir la presión que tienen los países en desarrollo en relación con su deuda. Más importante aún, es necesario un mayor financiamiento para el desarrollo y mecanismos especiales de crédito para contribuir a los bienes públicos globales. El FMI resalta, por cierto, la importancia de la cooperación para la mitigación de los efectos del cambio climático y para acelerar la “transición verde”. En medio del aterrizaje, estamos ante un nuevo paradigma de la cooperación internacional que sin duda hay que aprovechar.

* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana. @G_HernandezJi

QOSHE - Economía global en aterrizaje - Gonzalo Hernández
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Economía global en aterrizaje

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14.11.2023

La economía mundial continúa su “aterrizaje suave” como parte del ciclo recesión-recuperación del escenario pandemia-pospandemia. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) indican que el crecimiento en 2023 cerrará en 3 % luego del 3,5 % de 2022 y el 6,3 % de 2021. Las medidas fiscales y monetarias de muchos países han funcionado bien, a pesar de las afectaciones sobre los suministros de alimentos y energía ocasionadas por la guerra en Ucrania. Así, va quedando atrás en el retrovisor la caída de la producción mundial de 2,8 % en 2020, aunque el crecimiento global sigue todavía por debajo del promedio del periodo 2000-2019 (3,8 %) y la recuperación es asimétrica: Estados Unidos ha tenido un mejor desempeño que Europa occidental, entre las economías desarrolladas, y persiste la fragilidad en el mundo en desarrollo.

El crecimiento mundial en 2024 sería de 2,9 %.........

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