Poco cubrimiento han tenido los resultados de la Balanza de Pagos (Banco de la República) que confirman que continúa el ajuste de las cuentas externas de Colombia por una ruta de estabilidad macroeconómica. El déficit de la cuenta corriente del tercer trimestre de 2023 es casi 4 veces menor que el del mismo periodo del 2022, pasando de US$ 6.194 millones —cuando arrancó el nuevo Gobierno— a US$ 1.680 millones.

El resultado muestra básicamente un menor exceso de importaciones sobre exportaciones, menos egresos de renta factorial (hacia el exterior) y un comportamiento favorable de las remesas. El balance es positivo en dos sentidos: primero, alivia la presión sobre las necesidades de financiamiento; segundo, no es menor destacar que la reducción del déficit se está dando con menores precios de las exportaciones. Recordemos que el precio del petróleo está ahora en US $76 dólares, mientras su promedio fue US $100 en 2022, siendo particularmente alto en el primer semestre del año pasado.

Con precios a la baja de las exportaciones y la desaceleración de la economía mundial, si las importaciones no hubieran disminuido, el resultado de la cuenta corriente sería hoy verdaderamente preocupante y, por supuesto, no se observaría una corrección del déficit que llegó a 6,2 % del PIB en el 2022. De hecho, el déficit de 2023 será probablemente menor al proyectado por el Marco Fiscal de Mediano Plazo (4 % del PIB). Y, sea dicho de paso, el ajuste de las cuentas externas es el más importante determinante de la tasa de cambio alrededor de los $4.000 por dólar luego de estar cerca de $5.000.

Es innegable que la caída de las importaciones (20 %) tiene detrás la desaceleración del consumo y la inversión, tanto por un componente anticipado por el fin del rebote de la economía y los ajustes fiscal y monetario pospandemia —con tasas altas de interés— como por un elemento inesperado de mayor intensidad en la desaceleración económica del tercer trimestre. De todos modos, juntos todos los factores, las controversias sobre las decisiones de la Junta Directiva del Banco de la República o sobre el ajuste fiscal del Gobierno Nacional son en este punto cuestión de grado y no de dirección. Las políticas monetaria y fiscal, ambas, han seguido el camino correcto en medio de deudas heredadas, alta inflación y cambios en la economía internacional difíciles de prever.

Eso sí, algunos seguiremos insistiendo en que es hora de empezar a bajar las tasas de interés de la política monetaria. El fuerte ajuste de la cuenta corriente puede ser una señal más de que hay margen para suavizar la trayectoria de retorno hacia el rango meta de inflación y así evitar el deterioro del empleo que ya muestra señales de advertencia. Asimismo, el Gobierno tiene como reto macroeconómico la ejecución presupuestal como parte de una política contracíclica. A diferencia de lo que piensan algunos, la reforma tributaria fue precisamente la habilitadora de la política de reactivación en medio de un necesario ajuste fiscal, pero, claro, la reactivación solo se materializará con buena ejecución de los recursos presupuestales, inversión pública, una verdadera poltíca exportadora para impulsar las hoy estancadas exportaciones no tradicionales y ciertamente mayor confianza y articulación público-privada.

*Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana.

@G_HernandezJi

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El ajuste de las cuentas externas

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12.12.2023

Poco cubrimiento han tenido los resultados de la Balanza de Pagos (Banco de la República) que confirman que continúa el ajuste de las cuentas externas de Colombia por una ruta de estabilidad macroeconómica. El déficit de la cuenta corriente del tercer trimestre de 2023 es casi 4 veces menor que el del mismo periodo del 2022, pasando de US$ 6.194 millones —cuando arrancó el nuevo Gobierno— a US$ 1.680 millones.

El resultado muestra básicamente un menor exceso de importaciones sobre exportaciones, menos egresos de renta factorial (hacia el exterior) y un comportamiento favorable de las remesas. El balance es positivo en dos sentidos: primero, alivia la presión sobre las necesidades de financiamiento; segundo, no es menor destacar que la reducción del déficit se está dando con menores precios de las exportaciones. Recordemos que el precio del petróleo está........

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