El turismo colombiano navega a la par del turismo internacional, camino de recuperar en 2024, de manera absoluta, los niveles previos a la pandemia, en medio de los desafíos que plantean, tanto la economía interna y global, como las inquietantes tensiones geopolíticas. Tras los serios estragos que desató la crisis del covid-19, el año termina con signos alentadores, como se reseña en algunos de nuestros tradicionales destinos domésticos que alcanzaron los ingresos anteriores a la pandemia e, incluso, los superaron.

La recuperación sostenida se refleja en el desempeño de los indicadores de la industria, soportados en cifras de entidades y organismos oficiales. Informaciones divulgadas por el Gobierno señalan que, en los primeros diez meses del año, cerca de 4,7 millones de viajeros ingresaron al país, y Anato, soportada en datos del Ministerio de Comercio, estima que, al cierre del 2023, los visitantes no residentes podrían sumar los cinco millones y medio, lo que significaría, finalmente, un crecimiento aproximado del 20 % respecto a lo reportado en 2022.

La dinámica en el sector se despliega a todos los frentes. La conectividad aérea internacional crece y se afianza pues, si bien el tráfico doméstico presentó altibajos, con mejoras en el tercer trimestre, hasta octubre se habían movilizado por el país 36,5 millones de personas. La generación de un mayor movimiento de pasajeros obedece a los períodos turísticos y, en buena parte, al aumento de frecuencias hacia España, Alemania y Países Bajos, junto a Suiza, con la recién inaugurada ruta entre Zúrich, Bogotá y Cartagena, a través de la compañía Edelweiss Air. Hoy en día, Colombia dispone de once ciudades en conexión directa con 26 países, a través de 26 aerolíneas.

Por su parte, el inicio de la temporada de cruceros internacionales, hace dos meses, también deja buenas noticias, con la llegada de 250 mil visitantes y la proyección de un incremento sobre este número de no menos de 120 % para finales del año, de acuerdo con las estadísticas de la dirección de Análisis Sectorial y Promoción del MinComercio. Buenos vientos soplan para el próximo trimestre y la atracada del primer crucero de turismo internacional a Buenaventura sirve para presentar ante los ojos del mundo el gran potencial turístico del puerto más importante del Pacífico colombiano. Por terrenos de los hoteleros, la ocupación ha venido fluctuando en un 52 %, pero las expectativas de la industria frente a la actual temporada vacacional son favorables.

En términos generales, el despegue del sector, apalancado por el turismo receptor, mantiene una trayectoria creciente. Datos del Banco de la República señalan que en el primer semestre las divisas por concepto de pasajeros y viajes alcanzaron US$4.119,7 millones, marcando un incremento de 28,8% sobre lo registrado en el mismo periodo de 2022. Las cifras totales para el año se podrían doblar y el turismo estaría en capacidad de asumir el 57% del total de las exportaciones de servicios del país.

Esta tendencia ascendente del sector, particularmente, gracias a un resurgimiento constante de la demanda, consolida la imagen del destino en el escenario internacional, por cuanto demuestra su capacidad de adaptación ante los desafíos, su postura protagónica en la economía nacional y en la estabilidad financiera y su aporte al desarrollo económico local y regional. Los cinco millones y medio de turistas extranjeros previstos para recibir en este 2023 son un confiable indicador de la recuperación económica el sector y refleja el potencial de mercado que tiene el país.

No obstante, resta algo más de dos millones de visitantes de los ocho que trazó el presidente Petro como punto de partida para emprender el vuelo de reemplazo, progresivo, de las divisas fósiles por divisas limpias generadas por las actividades descarbonizadas. El arribo de viajeros internacionales transfiere riqueza y de su capacidad de multiplicarlos depende el papel que esta actividad pueda desempeñar como sustituto de la economía fósil. Dada su capacidad de oferta, el turismo se prevé en la agenda oficial para ser potenciado como uno de los principales sustitutos de la economía extractiva.

El turismo verde y sostenible, con el que generosamente ha sido bendecida Colombia en todos sus rincones, es la herramienta estratégica para acariciar dichas expectativas. Un modelo de turismo, fundamentado en la conservación ambiental frente a la explotación de los recursos, convertiría este destino en un espacio turístico de cualitativa relevancia y lo catapultaría hacia el reconocimiento internacional.

Las preocupaciones del Gobierno para el nuevo año deben centrarse en priorizar los desafíos críticos existentes en infraestructura y formación técnica del sector. Preparar el país, empezando a trabajar en la creación de infraestructura turística, aeroportuaria, vial y de servicios en las zonas rurales y en los niveles suficientes para recibir los turistas requeridos, apalanca el propósito de cumplir la meta prevista. La construcción de pistas aéreas internacionales es una necesidad para desatascar el cuello de botella de la conectividad.

Gracias a la diversidad de paisajes y a la riqueza cultural del país, donde abundan las experiencias únicas a los visitantes, el turismo ecológico, el rural, el medioambiental, podría servir de contrapeso a la extracción carbonífera y transformarse en la base fundamental de la economía nacional. En la medida en que se mejoren los indicadores del sector será posible formalizar la intención de darle la vuelta a la productividad, bajo un modelo sostenible que aproveche esa privilegiada condición de tener una Colombia verde y fresca… por naturaleza.

En el sector: A todos los amables lectores, los mejores deseos por una feliz Navidad y un venturoso 2024, ojalá, en un país menos polarizado y más equitativo y solidario.

gsilvarivas@gmail.com

@gsilvar5

QOSHE - Una Colombia verde y fresca - Gonzalo Silva Rivas
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Una Colombia verde y fresca

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20.12.2023

El turismo colombiano navega a la par del turismo internacional, camino de recuperar en 2024, de manera absoluta, los niveles previos a la pandemia, en medio de los desafíos que plantean, tanto la economía interna y global, como las inquietantes tensiones geopolíticas. Tras los serios estragos que desató la crisis del covid-19, el año termina con signos alentadores, como se reseña en algunos de nuestros tradicionales destinos domésticos que alcanzaron los ingresos anteriores a la pandemia e, incluso, los superaron.

La recuperación sostenida se refleja en el desempeño de los indicadores de la industria, soportados en cifras de entidades y organismos oficiales. Informaciones divulgadas por el Gobierno señalan que, en los primeros diez meses del año, cerca de 4,7 millones de viajeros ingresaron al país, y Anato, soportada en datos del Ministerio de Comercio, estima que, al cierre del 2023, los visitantes no residentes podrían sumar los cinco millones y medio, lo que significaría, finalmente, un crecimiento aproximado del 20 % respecto a lo reportado en 2022.

La dinámica en el sector se despliega a todos los frentes. La conectividad aérea internacional crece y se afianza pues, si bien el tráfico doméstico presentó altibajos, con mejoras en el tercer trimestre, hasta octubre se habían movilizado por el país 36,5 millones de personas. La generación de un mayor movimiento de pasajeros obedece a los períodos turísticos y, en buena parte, al aumento de frecuencias hacia........

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