Por tratar de entender jurídicamente –desde el punto de vista del derecho internacional– la invasión rusa a Ucrania, llegué a la lectura de un libro magnífico que narra el desarrollo de algunos conceptos recientes que ayudan a tener más claridad ética: crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad. Su autor, Philippe Sands, es un abogado británico descendiente de una familia centroeuropea que sobrevivió al Holocausto. En Calle Este-Oeste, Sands se detiene con especial detalle en el trabajo de dos grandes juristas del siglo XX que yo, ignorante que soy, no conocía: Rafael Lemkin y Hersch Lauterpacht.

Ahora que el ataque de Hamás a Israel y la sucesiva reacción del gobierno israelí contra Hamás y los palestinos han logrado que casi se olvide la guerra de Ucrania, como si las noticias aguantaran tan solo un horror a la vez, creo que el libro de Sands me ayuda a comprender también esta nueva crisis mundial: la del ataque terrorista de Hamás (con sus aliados iraníes) y la retaliación del Estado de Israel (con aliados occidentales), en principio contra Hamás, pero de hecho, en los resultados reales, también contra cualquier palestino que viva en la franja de Gaza, sin importar que sea niño, anciano, mujer o refugiado.

Los conceptos de “genocidio” y “crímenes contra la humanidad” fueron acuñados por Lemkin para definir el tipo de delitos cometidos por los nazis con el objetivo de aniquilar a los judíos. Cuando las Naciones Unidas adoptaron el concepto de Lemkin, trataron de definirlo con precisión: un genocidio ocurre cuando se perpetran actos “con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Estos actos incluyen, entre otros, matanzas de los integrantes de ese grupo; sometimiento intencional a condiciones de existencia que pueden acarrear su destrucción física, total o parcial; traslado de niños del grupo a otro grupo.

Tanto Lemkin como Lauterpacht, sin haber sido directamente ni fiscales ni jueces en los Tribunales de Núremberg, tuvieron gran influencia en la definición de los procedimientos de acusación contra los altos mandos nazis que fueron juzgados y condenados allí. Había entre ellos, sin embargo, un desacuerdo que quizá sea más filosófico que jurídico. La innovación de Lemkin eran los crímenes colectivos. Lauterpacht, en cambio, como explica Sands, “daba la espalda a la identidad de grupo en el ámbito del derecho, ya fuera como víctima o como verdugo”. Lauterpacht tenía el “deseo de reforzar la protección de cada individuo independientemente de a qué grupo pertenecía”… “Hay que proteger al individuo, decía Lauterpacht; hay que proteger al grupo, decía Lemkin”.

No sé cuál de las dos perspectivas sea la más eficaz contra el horror. Lo que sí sé es que la división del mundo por categorías raciales, religiosas, tribales, de origen étnico o nacional, etc. conduce a las peores masacres e injusticias. No soporto a aquellos que justifican el asesinato, la violación, el desmembramiento, la quema de personas vivas por el simple hecho de ser judías, o israelíes, como si estos tuvieran una culpa colectiva. Ese pensamiento tribal conduce al terrorismo de Hamás y al exceso de comprensión (a veces entender es perdonar) por sus acciones. Tampoco soporto a aquellos consideran aceptable que, con tal de matar a los terroristas de Hamás, no se tenga en cuenta a quienes están cerca de ellos, y se defina la muerte de niños, ancianos, hombres y mujeres inocentes, como simples “daños colaterales”. No me importa si el terrorista usa a estos civiles, a estos niños, como escudos humanos. Cualquiera comprende que, si esos niños fueran nuestros hijos usados como escudo, no dispararíamos. Por eso es repudiable el asesinato deliberado de judíos, por el simple hecho de serlo, e igual de repudiable aniquilar a palestinos porque sí. A blancos o a negros; a indígenas o arios; a cristianos o musulmanes.

QOSHE - Judío, muisca, palestino, blanco - Héctor Abad Faciolince
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Judío, muisca, palestino, blanco

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05.11.2023

Por tratar de entender jurídicamente –desde el punto de vista del derecho internacional– la invasión rusa a Ucrania, llegué a la lectura de un libro magnífico que narra el desarrollo de algunos conceptos recientes que ayudan a tener más claridad ética: crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad. Su autor, Philippe Sands, es un abogado británico descendiente de una familia centroeuropea que sobrevivió al Holocausto. En Calle Este-Oeste, Sands se detiene con especial detalle en el trabajo de dos grandes juristas del siglo XX que yo, ignorante que soy, no conocía: Rafael Lemkin y Hersch Lauterpacht.

Ahora que el ataque de Hamás a Israel y la sucesiva reacción del gobierno israelí contra Hamás y los palestinos han logrado que casi se olvide la guerra de Ucrania, como si las noticias aguantaran tan solo un horror a la vez, creo que el libro de Sands me ayuda a comprender también esta nueva crisis mundial: la del ataque terrorista de Hamás (con sus........

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