El pasado 19 de enero, un grupo de fintech (Nubank, Pibank, Ualá y Lulobank, entre otras) sorprendió al sistema financiero y a los ahorradores del país con la noticia de que comenzaría a pagar rendimientos del 11 % al 13 % efectivo anual en cuentas de ahorros, mientras la banca tradicional estaba reconociendo a los ahorradores del 0,03 % al 0,05 % efectivo anual por protección del dinero guardado, bajo riesgo y estabilidad a largo plazo.

Mientras la demanda crece ofreciendo multitud de oportunidades, la competencia se endurece, por la sencilla razón de que ahora tenemos que competir con empresas de todo el mundo y con las nuevas tecnologías. En menos tiempo del que nos gustaría, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedan obsoletas. Ya no basta con trabajar duro y mantenerse al día respecto de la evolución del sector financiero. La banca tradicional funcionaba bien cuando el negocio era simple: unos pocos productos financieros, unas líneas de créditos estandarizadas, clientes conocidos y estables en un área limitada, y una situación competitiva conocida y prácticamente invariable.

Pero ya hemos visto que las cosas han cambiado. Con la llegada de la IA y las nuevas tecnologías, todos los sectores se sacuden y, naturalmente, los bancos ya empezaron a dejar de ser lo que eran, porque aparecieron de manera agresiva las fintech, unas start-ups que están centradas en darles a los usuarios de servicios financieros una experiencia digital de consumo sencilla, fácil y casi entretenida. Las fintech se están esforzando cada día en hacerle llegar sus servicios financieros, de manera eficiente, a la mayor cantidad de personas y así lograr hacer más baratas y prácticas las operaciones tradicionales de los bancos.

Claramente, la revolución tecnológica es un proceso creciente y a la vez imparable que afecta a todos los negocios, independientemente del sector al que pertenezcan. Como consecuencia de este fenómeno, en el sistema financiero, los bancos y fondos de inversión globales, están ajustando sus estrategias para situar sus productos o servicios financieros en cualquier parte del mundo donde existe demanda potencial. Por ello es frecuente encontrarnos con que un banco o start-up fintech local se transformó de la noche a la mañana en un competidor internacional, porque ahora es una subsidiaria de cualquier compañía global. El otro ejemplo de la revolución tecnológica financiera son las billeteras digitales. Desde que aparecieron, hace un par de años, las personas en Colombia, por cuestión de seguridad y facilidad, prefieren hacer sus compras, pagar un producto o transferir un dinero desde su celular.

Sin duda alguna, las fintech se están consolidando como un sector emergente que crece exponencialmente en la economía colombiana. Muchos estamos trabajando día a día en este propósito para liberar a las personas de las partes aburridas de sus trabajos. En materia de crédito agropecuario, estamos avanzando rápidamente para lograr aquello que aún no es posible en la bancarización de más de dos millones de pequeños productores del campo que hoy no existen para el sistema financiero. Jorge Luis Borges decía que “el futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”.

*Asesor en crédito de fomento agroindustrial

QOSHE - La nueva banca digital - Indalecio Dangond B
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

La nueva banca digital

7 1
26.02.2024

El pasado 19 de enero, un grupo de fintech (Nubank, Pibank, Ualá y Lulobank, entre otras) sorprendió al sistema financiero y a los ahorradores del país con la noticia de que comenzaría a pagar rendimientos del 11 % al 13 % efectivo anual en cuentas de ahorros, mientras la banca tradicional estaba reconociendo a los ahorradores del 0,03 % al 0,05 % efectivo anual por protección del dinero guardado, bajo riesgo y estabilidad a largo plazo.

Mientras la demanda crece ofreciendo multitud de oportunidades, la competencia se endurece, por la sencilla razón de que ahora tenemos que competir con empresas de todo el mundo y con las nuevas tecnologías. En menos tiempo del que nos gustaría, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedan obsoletas. Ya no basta con trabajar duro y mantenerse al día respecto de la........

© El Espectador


Get it on Google Play