Terminó el domingo pasado la edición XIX de la feria de arte de Bogotá, Artbo, con la participación de cuarenta y cinco galerías de siete países.

En esta ocasión el evento se realizó en el centro de convenciones Ágora, el nuevo edificio de Corferias. En cada una de los pisos había obras bien dispuestas para los aficionados al arte. El segundo piso se concentró en la exhibición de artesanías, aunque también podían apreciarse las obras que hicieron parte del proyecto Artecámara en el que se exhiben trabajos de artistas menores de cuarenta años; se destinó un espacio para el diseño y los libros de arte en la tercera planta. El grueso de la exposición estaba en la quinta planta del edificio, que acogía las galerías que antes se reunían en el espacio tradicional de Corferias. El visitante encontraba allí las galerías, nacionales y extranjeras, que se han ido haciendo habituales en los últimos años de la feria. Algunos nombres de artistas nuevos pudieron apreciarse en esta edición.

No hubo grandes riesgos ni grandes apuestas en los montajes, aunque había, sí, obras impresionantes. Todo dispuesto dentro de un marco más o menos homogéneo, lo que responde al hecho de que la participación de cada galería en la feria está sujeta a la aprobación previa de la propuesta por parte de un comité evaluador que hace las veces de curador fantasma.

A juzgar por lo visto, tal vez nos sigue faltando una mayor presencia internacional de galerías y de coleccionistas para terminar de consolidar Artbo como una de las ferias más importantes y representativas del continente. A nivel nacional aún falta un coleccionismo que en Colombia sigue siendo incipiente, por no decir inexistente. Este es el punto más débil de todo el universo del arte en el país. No cabe duda de que la tradición plástica en Colombia ha sido, al menos desde el siglo XX, una de las más notables de América. El trabajo de las galerías ha sido relevante, si bien se puede seguir mejorando en este aspecto. Ha fallado, sin embargo, el eslabón del coleccionismo para que, por medio de su apoyo decidido, la tradición plástica colombiana se siga consolidando.

En alguna ocasión se ha señalado que por la ausencia de ese coleccionismo los artistas han debido dedicar parte de su tiempo a la enseñanza y a la academia, lo que les ha permitido continuar puliendo su expresión plástica llevándola a unas cimas tan asombrosas como admirables. Aunque el resultado es satisfactorio, las causas —es evidente— son lamentables porque, aun si el contacto con la academia puede redundar en beneficio de la obra, los artistas dedican buena parte de su tiempo a labores muchas veces ajenas a la concepción y elaboración de la misma. Si, en cambio, todos los eslabones de la cadena de producción del arte trabajaran al unísono tendríamos la tradición plástica más importante de América, pero para ello nos ha faltado una pizca de filantropía y un adarme de coleccionismo.

@D_Zuloaga

juandavidzuloaga@yahoo.com

QOSHE - Artbo 2023 - Juan David Zuloaga D
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Artbo 2023

11 0
30.11.2023

Terminó el domingo pasado la edición XIX de la feria de arte de Bogotá, Artbo, con la participación de cuarenta y cinco galerías de siete países.

En esta ocasión el evento se realizó en el centro de convenciones Ágora, el nuevo edificio de Corferias. En cada una de los pisos había obras bien dispuestas para los aficionados al arte. El segundo piso se concentró en la exhibición de artesanías, aunque también podían apreciarse las obras que hicieron parte del proyecto Artecámara en el que se exhiben trabajos de artistas menores de cuarenta años; se destinó un espacio para el diseño y los libros de arte en la tercera planta. El grueso de la exposición estaba en la quinta planta del edificio, que acogía las galerías que antes se reunían........

© El Espectador


Get it on Google Play