Terminó Artbo: Fin de semana y se nos presenta una buena ocasión para reflexionar de nuevo sobre la escena del arte en el país.

Es de celebrar la calidad y la cantidad de actividades que se organizan en el marco de este evento de las artes plásticas en Bogotá, así como el número de artistas notables y de propuestas curatoriales sobresalientes que ofrece la feria. No obstante, queda la sensación —tal y como señalé en una columna del año pasado (Artbo 2023)— de que el coleccionismo en Colombia va muy a la zaga del dinamismo que muestra la escena artística nacional.

Llamar coleccionismo al puñado de personas que compran obras en el país quizás resulte excesivo. Y llamar mercado del arte a las transacciones que en torno a él se hacen quizás sea sobredimensionar el asunto. Que por causa de la ausencia de un coleccionismo resuelto muchos artistas hayan tenido que salir en busca de horizontes más prósperos no significa que tengamos que seguir sometiéndolos a ese exilio voluntario a perpetuidad. Es preciso buscar la manera de aumentar la base del coleccionismo para que los artistas no se vean conminados a realizar trabajos complementarios (en no pocas ocasiones ajenos a su quehacer artístico) o a huir de Colombia.

Para lograrlo debe haber un trabajo conjunto —y más decidido— de las partes involucradas. Quizás ni el Ministerio de Cultura, ni el Ministerio de Hacienda ni Procolombia han comprendido en toda su dimensión la importancia del asunto. Se podría empezar por organizar muestras itinerantes de artistas de renombre en las capitales de los departamentos, llevar obras de los artistas de las regiones a los principales centros de exposición del país, organizar muestras de arte colombiano en museos en el exterior, llamar la atención de los medios de comunicación internacionales y de coleccionistas de talla mundial y ofrecer beneficios tributarios a las personas que inviertan en arte y en actividades culturales. Con iniciativas de este tipo sería posible posicionar a Colombia como un destino para las artes en el continente y en todo el mundo.

Las artes son —y podrían serlo más todavía— la cara más amable y más admirable de Colombia. Una pequeña selección de nombres —y tan sólo de las artes plásticas, porque habría que considerar también a los novelistas, a los cineastas, a los poetas…—: Doris Salcedo, Beatriz González, Miguel Ángel Rojas, Carlos Salas, Santiago Cárdenas, entre otros, bastaría para recordar a las instituciones gubernamentales que el rubro de la cultura puede ser más importante, más determinante y, claro, más digno que otros muchos a los cuales dedican sus mejores esfuerzos.

juandavidzuloaga@yahoo.com

@D_Zuloaga

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Sobre el coleccionismo de arte en Colombia

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20.04.2024

Terminó Artbo: Fin de semana y se nos presenta una buena ocasión para reflexionar de nuevo sobre la escena del arte en el país.

Es de celebrar la calidad y la cantidad de actividades que se organizan en el marco de este evento de las artes plásticas en Bogotá, así como el número de artistas notables y de propuestas curatoriales sobresalientes que ofrece la feria. No obstante, queda la sensación —tal y como señalé en una columna del año pasado (Artbo 2023)— de que el coleccionismo en Colombia va muy a la zaga del dinamismo que muestra la escena artística nacional.

Llamar coleccionismo al puñado de personas que compran obras en el país quizás resulte........

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