Hace poco más de un mes, los sensores de tormentas eléctricas del sistema meteorológico de India se dispararon repentinamente. En Europa, instrumentos de monitoreo de la atmósfera registraron una anomalía que se extendía por todo el firmamento. La capa de ozono, la parte de la atmósfera que bloquea los rayos ultravioleta del Sol y sin la cual la vida humana en la superficie de la Tierra es inviable, comenzó a erosionarse. En la mañana* del 9 de octubre iniciaba una catástrofe de proporciones globales, pero siete minutos después todo volvió a la normalidad.

La humanidad no se dio cuenta hasta unas semanas después, cuando un grupo de científicos liderados por Mirko Piersanti y Pietro Ubertini del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF, Italia) descubrió que en el momento de la anomalía algo nuevo había aparecido en el cielo. Los telescopios espaciales Swift, Fermi e INTEGRAL indicaron que en ese instante un chorro de luz altamente energética proveniente de la constelación de Sagitta iluminó el firmamento sobre Europa, África, Asia y parte de Australia. La atmósfera reaccionó instantáneamente, como lo confirmó el Satélite Sismo-Electromagnético (CSES), una misión de las agencias espaciales de China e Italia para estudiar la relación entre los cambios en la atmósfera y la ocurrencia de terremotos.

Lo que nos cayó encima fue un chorro de rayos gamma, un fenómeno conocido desde 1963, cuando satélites estadounidenses para monitorear pruebas nucleares detectaron explosiones aún más poderosas en el espacio. En un día cualquiera los rayos gamma se utilizan en hospitales de todo el mundo para tratar algunos tipos de cáncer y diagnosticar dolencias en tejidos en los que no penetran los rayos X. Rayos gamma millones de veces más poderosos se liberan cuando una estrella con mucha más materia que nuestro Sol agota su combustible y colapsa. Es un raro espectáculo que a veces puede ser seguido por astrónomos aficionados por su resplandor en luz visible. No dejaría de ser una curiosidad reservada a los especialistas si no fuera por un detalle. Si sucede muy cerca puede acabar con la vida en nuestro planeta.

“Llevamos décadas midiendo estallidos de rayos gamma y este es el más potente jamás medido”, afirma Ubertini. Parece haberse originado por fuera de la Vía Láctea, a 2.000 millones de años luz. Si hubiera ocurrido dentro de nuestra galaxia podría haber acabado con el ozono en la parte alta de la atmósfera durante años, lo suficiente para desencadenar una extinción generalizada. En ese sentido las noticias son buenas. Por un lado, tenemos información sin precedentes sobre la resiliencia de la capa de ozono. Por otro lado, vivimos para contarlo.

No apareció en los horóscopos. Tampoco en la sección de variedades del noticiero, en donde están marginadas las notas de ciencia. A lo mejor es la dificultad en reportar que con nuestra enorme capacidad tecnológica y nuestro presunto dominio sobre la creación no hay nada que los humanos podríamos haber hecho para evitar la catástrofe. Simplemente tuvimos suerte. La naturaleza nos recordó nuestra verdadera dimensión, aunque vimos al Sol salir y ocultarse como todos los días. Seguimos disfrutando la ilusión que nos regala el mundo mientras sigue girando.

* 8:21 a.m., hora colombiana.

QOSHE - Apocalipsis aplazado - Juan Diego Soler
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Apocalipsis aplazado

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24.11.2023

Hace poco más de un mes, los sensores de tormentas eléctricas del sistema meteorológico de India se dispararon repentinamente. En Europa, instrumentos de monitoreo de la atmósfera registraron una anomalía que se extendía por todo el firmamento. La capa de ozono, la parte de la atmósfera que bloquea los rayos ultravioleta del Sol y sin la cual la vida humana en la superficie de la Tierra es inviable, comenzó a erosionarse. En la mañana* del 9 de octubre iniciaba una catástrofe de proporciones globales, pero siete minutos después todo volvió a la normalidad.

La humanidad no se dio cuenta hasta unas semanas después, cuando un grupo de científicos liderados por Mirko Piersanti y Pietro Ubertini del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF, Italia) descubrió que en el momento de la anomalía algo nuevo había........

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