Se quedó desprogramada la magistrada Cristina Lombana con la muerte de Piedad Córdoba. La funcionaria dedicó los últimos años a desenterrar casos en los que pudiera estar implicada la recién fallecida senadora. Todos tenemos en la vida un enemigo gratuito al que obsesionamos y el de Piedad fue esta magistrada, que se tomó muy personalmente su odio enfermizo hacia ella. A tal punto que viajó a México y a Madrid a interrogar presuntos testigos que dieran pruebas sobre la leyenda urbana de que los computadores de Raúl Reyes —bombardeado en el Ecuador por el entonces presidente Uribe en 2008— eran suficientes para determinar que Piedad era una guerrillera de las FARC-EP, con rango directivo. Esa causa trasnochada que convirtió en un alma en pena a Lombana debieron parársela en seco el resto de magistrados, por anacrónica y costosa para la corporación, pues los tales computadores no servían de prueba, según concepto del Consejo de Estado, y de todas formas, en caso de poderse reactivar judicialmente, no contenían nada de interés. Además, las FARC-EP tuvieron interlocución con Piedad por delegación expresa que le hizo a ella el presidente Uribe. A Piedad le resbalaban las locuras de Lombana.

Ya puedo revelar que, en vida de Piedad, Lombana me citó dos veces a atestiguar —a lo que concurrí con la abogada Ximena Castillo— y tuve que lidiar con la descortesía de la magistrada, quien me hablaba como si yo hubiera ido con botas pantaneras. Traté de hacerle entender lo extemporáneo de su interrogatorio, no obstante ser yo un ignorante en asuntos de derecho. A pesar de tener que limitarme a contestar “sí” o “no” a sus preguntas, quise hacerla dudar sobre sus equivocados prejuicios. Pero no, imposible. Ya sepultada Piedad, me pregunto qué hará Lombana con esos computadores tan obsoletos. Recuerda a don Clemente Silva cargando por la selva los huesos de su hijo Luciano, en La vorágine, o a Rebeca trasteando los de su padre en una bolsita en Cien años de soledad.

Luego entra Íngrid en escena y repite su letanía: “Piedad impidió mi liberación”. Una lógica elemental permite deducir que a las FARC-EP no las convencía nadie de afuera de su organización en esas decisiones. Si acaso prolongaron deliberadamente el cautiverio de Íngrid, suena convincente el argumento de la propia Piedad en el sentido de que a lo mejor la tenían como la pieza mayor para negociar un canje por Simón Trinidad. Pero Piedad se fajó por la liberación de Íngrid cuanto antes, puede que calculando mal los beneficios que esa libertad le aportaría a ella. El hecho es que a Piedad no la beneficiaba para nada el alargue del secuestro de Íngrid. Lo cierto —y me consta porque yo fui miembro de Colombianos y Colombianas por la Paz, y estuve en todo ese proceso— es que las FARC-EP liberaban a quien les parecía. Quizás una sola vez se dejaron convencer por Piedad y Colombianos y Colombianas, y fue a propósito del cadáver del coronel Guevara.

Esto lo puedo decir sin vacilaciones y no lo dije en vida de Piedad para no ser descortés con ella: a las FARC-EP Piedad les parecía muy intensa y lanzada, sin desconocerle nunca su audacia y carisma. Lo probaron no apoyando su nombre para la candidatura presidencial en 2014. Ella nunca entendió el motivo. Lanzada e intensa, pasa a la historia como la primera persona en Colombia que desobedeció la mortal prohibición de pronunciar la palabra “paz”.

QOSHE - Q. e. p. d., Piedad - Lisandro Duque Naranjo
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Q. e. p. d., Piedad

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05.02.2024

Se quedó desprogramada la magistrada Cristina Lombana con la muerte de Piedad Córdoba. La funcionaria dedicó los últimos años a desenterrar casos en los que pudiera estar implicada la recién fallecida senadora. Todos tenemos en la vida un enemigo gratuito al que obsesionamos y el de Piedad fue esta magistrada, que se tomó muy personalmente su odio enfermizo hacia ella. A tal punto que viajó a México y a Madrid a interrogar presuntos testigos que dieran pruebas sobre la leyenda urbana de que los computadores de Raúl Reyes —bombardeado en el Ecuador por el entonces presidente Uribe en 2008— eran suficientes para determinar que Piedad era una guerrillera de las FARC-EP, con rango directivo. Esa causa trasnochada que convirtió en un alma en pena a Lombana debieron parársela en seco el resto de magistrados, por anacrónica y costosa para la........

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