Es un llamado de las mamás a los niños pequeños y de las maestras a sus alumnos o de los gurúes de la economía a los gobernantes improvisados, rogando que se respete la regla fiscal (¡!). Hago alusión a don José Antonio Ocampo, expulsado del equipo muy plural con que comenzó el presidente Petro sus labores, nunca imaginadas por él, de gobernar un país.

Ordenar, que lo demás es caos. Lo digo por viejo, dirán algunos y llevándome las manos a la cabeza. Ahora, cuando, al parecer, ha llegado algún desorden administrativo, se habla de eliminar del emblema nacional la palabra “orden”. De modo que se reemplace por “Libertad y justicia, igualdad, fraternidad”, qué sé yo. No fuimos capaces con la palabra “orden” e iríamos a ensayar con otras, de las que tampoco iremos a responder.

“Orden” es un término escueto, sincopado, comprensivo. Algunos muy impactados por acontecimientos recientes ligan lo de orden con represión policial motorizada o de caballería, cárceles y maltratos. No debería ser. De ahí la sabiduría de combinarlo con el sacrosanto vocablo de “libertad”, que va de primero en el escudo nacional. Dejar los santos quietos, decían las monjas, cuando acosaba el deseo de hacer cambios bruscos sin razón. Así las cosas, todo puede irse perfeccionando en la práctica de los hechos, dejando los símbolos patrios en su estolidez, con sus pátinas respectivas que también son hermosas, y no querer enderezar, lo que no podría hacerse, las mareadas torres de Gaudí en Barcelona. Lo que ya fue y tuvo su valor reconocido, dejarlo ahí, es de Gaudí.

Dejemos en el himno patrio aquello de “la virgen sus cabellos arranca en agonía” y luego “los cuelga del ciprés”; allá están bien, son versos de Núñez y son historia patria.

No digo mayor cosa sobre la regla fiscal, no es ese mi tema ni nunca lo ha sido. Es para mí como la cajita aquella del armario con tres llaves donde se guarda algo sin ánimo de sacarlo porque son nuestros lingotes de oro, que aseguran la solidez de lo que somos. No se puede pensar en que con ello se pueda jugar, ni tratándose del dinero público fabricarlo de la nada porque contamos con el papel y la tinta y nos quedan parecidos los próceres de las plumillas.

Hay tentación, cuando se habla a la ligera de prescindir de la regla fiscal, de inclusive emitir billetes con la maquinita aquella del Banco de la República (ahora cuando se cumplen 100 años de la Misión Kemmerer y del banco central, prez de nuestra seriedad financiera).

***

Muy larga estuvo la ceremonia del Simón Bolívar y con cantidad de premios colectivos, donde se pierde el mérito personal, que debería resaltarse. Mis congratulaciones, en especial, al caricaturista Leonardo Parra, quien firma como Leo por su publicación en Las2Orillas.

QOSHE - No desordenen - Lorenzo Madrigal
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No desordenen

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20.11.2023

Es un llamado de las mamás a los niños pequeños y de las maestras a sus alumnos o de los gurúes de la economía a los gobernantes improvisados, rogando que se respete la regla fiscal (¡!). Hago alusión a don José Antonio Ocampo, expulsado del equipo muy plural con que comenzó el presidente Petro sus labores, nunca imaginadas por él, de gobernar un país.

Ordenar, que lo demás es caos. Lo digo por viejo, dirán algunos y llevándome las manos a la cabeza. Ahora, cuando, al parecer, ha llegado algún desorden administrativo, se habla de eliminar del emblema nacional la palabra “orden”. De modo que se reemplace por “Libertad y justicia, igualdad, fraternidad”, qué sé yo. No fuimos........

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