Siguiendo la tradición de gobiernos autoritarios, al desestimar la evidencia científica para validar sus agendas políticas mientras la cámara aprueba la destrucción del sistema de salud, el ministro del ramo nos distrae al descalificar las vacunas y las UCI que salvaron millones de vidas como “un negocio”. ¿Considera que al sector privado le está vedado hacerlo, como se lo imponían las circunstancias y el mismo sistema vigente, o se trata “solo” de otra cortina de humo? Las dos explicaciones son inaceptables.

La verdad objetiva y la evidencia científica, por fortuna existen, aunque, mucho más en la era de verdades y narrativas alternativas, sectores de la población tarden en comprenderlo. Así ocurrió en la Rusia estalinista cuando el régimen ninguneo fundamentos de la genética para justificar sus deplorables acciones, en una cortina de hierro que hoy solo pocos lunáticos y extremistas trasnochados añoran. El estalinismo encarceló, torturó y ejecuto a biólogos y genetistas a nombre de la “línea” del partido.

También ocurrió en la China de Mao cuando el régimen, en su ignorancia y a conveniencia, le declaró la guerra a los gorriones propiciando el aumento exorbitado de plagas e insectos generando enfermedades, graves daños al medio ambiente, reducción de los cultivos y hambruna, a nombre de la revolución cultural. Ni hablar de los que niegan, a conveniencia, el holocausto.

Siguiendo ese camino la dictadura venezolana, hoy en día, lanza el globo del Esequibo para convocar la perdida unidad nacional en su entorno. Venezuela puede tener razón en su reclamación, pero la dictadura no deja de ser una dictadura ni se convierte en interlocutor legítimo para nadie por el hecho de reclamarlo. Se trata, otra vez, de ganar tiempo, herramienta predilecta del autoritarismo, para continuar perpetuándose en el poder. Solo Un porcentaje cada vez más bajo de sus fieles le creen y, por si existen dudas, seis millones de venezolanos huyeron de su país ante el desastre.

En Colombia todos nos preguntamos hasta donde llegará la fórmula mágica que ha sido capaz, en la cámara, de hacer gobernar la insensatez sobre la razón; la preeminencia de los gritos del ministro de salud, sobre la voz serena de las asociaciones científicas; el predominio de una expectativa que no puede sino fracasar, sobre el servicio de salud que hoy tenemos todos los colombianos y por 30 años ha demostrado, con problemas, su eficiencia. Asistimos a la destrucción del sistema de salud; a una crisis inminente, por la que serán juzgados sus responsables en algún momento.

La crisis ya se siente por la desconexión del gobierno con el sistema por el pecado de “hacer negocios”. El modelo, como anticipó la exministra Corcho, no aguanta una guerra declarada por parte del gobierno. No “tendremos” una crisis; la tenemos. Ya se evidencia, con los escases de medicamentos y la falta de recursos, el “cambio”.

El gobierno no es el Estado, pero no soy optimista ante la expectativa de que las cosas en el senado resulten diferentes a lo ocurrido en la cámara. La fórmula mágica de persuasión -revelada por el mismo ministro al reclamar cargos y asignación de presupuestos de quienes no le respaldaron- en las mismas circunstancias, con aparentes o reales tires y aflojes mermelados, debería funcionar de nuevo. Ojalá me equivoque, pero estamos en manos de las Cortes que aún se toman el tiempo para discernir entre tantas diarias ocurrencias de genios iluminados y tantas cortinas de humo.

@herejesyluis

QOSHE - Autoritarismo y cortinas de humo - Luis Carvajal Basto
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Autoritarismo y cortinas de humo

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11.12.2023

Siguiendo la tradición de gobiernos autoritarios, al desestimar la evidencia científica para validar sus agendas políticas mientras la cámara aprueba la destrucción del sistema de salud, el ministro del ramo nos distrae al descalificar las vacunas y las UCI que salvaron millones de vidas como “un negocio”. ¿Considera que al sector privado le está vedado hacerlo, como se lo imponían las circunstancias y el mismo sistema vigente, o se trata “solo” de otra cortina de humo? Las dos explicaciones son inaceptables.

La verdad objetiva y la evidencia científica, por fortuna existen, aunque, mucho más en la era de verdades y narrativas alternativas, sectores de la población tarden en comprenderlo. Así ocurrió en la Rusia estalinista cuando el régimen ninguneo fundamentos de la genética para justificar sus deplorables acciones, en una cortina de hierro que hoy solo pocos........

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