Cada vez toma más fuerza, primero desde diversos sectores políticos y, más recientemente, desde algunos sectores académicos, la propuesta de federalización. Se presenta como la respuesta indicada ante un excesivo centralismo o al desbordado presidencialismo en nuestro sistema político, sin considerar las circunstancias del país, sus antecedentes y perspectivas.

Desde el punto de vista de la dirigencia política regional, la federalización, claramente, es un señuelo que se puede agitar para argumentar la incapacidad de los mismos dirigentes que “ahora sí” resolverán demandas de los electores en demasiadas ocasiones prometidas y otras tantas frustradas, al imputarlas a un excesivo centralismo. Una manera de reciclarse con un nuevo discurso reavivando el respaldo de los electores que, además, les permitirá disponer sin filtros ni controles “externos” de los recursos públicos. Se trata de una bola de nieve que puede desintegrarse o tomar fuerza con consecuencias difíciles de calcular. En algunos países propuestas como esta han llevado a su disolución, confrontaciones y más conflictos internos.

Sectores académicos, más recientemente, han respaldado la propuesta, pero sus argumentos son diferentes: no se trata tanto del centralismo sino del presidencialismo que permite excesos del Ejecutivo, para ellos más notorios ahora que el presidente quiere forzar unas reformas sin contar ya con el respaldo popular que le eligió y sin mayorías en el Congreso, fundamentado solamente en el excesivo poder presidencial desde donde intenta cooptar a las demás ramas del poder. Desde esta óptica se trata de una federalización a la medida de Petro; una manera de restarle capacidades a sus excesos.

La experiencia histórica señala como ventajas de un gobierno federal el potenciamiento de la autonomía regional; una mejor adaptación a la diversidad y mejores capacidades de respuesta. Como desventajas un aumento de las desigualdades entre regiones y la duplicación de funciones con la subsecuente reducción de la eficiencia en la gestión. En ninguna parte del mundo la federalización ha resuelto problemas de fondo notorios en nuestro sistema político como la escasa participación que la Constitución supone y estimula, una tarea pendiente en el desarrollo constitucional.

Precisamente, la elección popular de alcaldes y gobernadores constituyó un notable avance en materia de descentralización al acercar recursos y competencias del Estado al ciudadano, pero no alteró la cultura política ni mejoró los niveles de participación. Tampoco disminuyó los niveles de corrupción sino todo lo contrario al crear una nueva clase política regional que transformó en feudos, verdaderamente podridos, a muchos gobiernos regionales liderados por clanes durante largos periodos frustrando el proceso descentralizador. ¿Qué hace pensar a sus promotores que con la federalización los resultados serán diferentes?

Mientras, gracias al desarrollo tecnológico y humano, muchos problemas tienden a ser cada vez más globales reclamando cambios en la gobernanza para una mejor coordinación entre Estados e instituciones político-administrativas, resulta un contrasentido proponer como panacea una promesa de federalización. Cada vez es más claro que el mayor desafío para nuestras instituciones, el narcotráfico, consecuencia natural de una equivocada estrategia prohibicionista, es un problema global al que aún a los mismos Estados unitarios les excede afrontar, como ocurre en Estados Unidos; viene ocurriendo por décadas en Colombia y en este momento toma fuerza en Ecuador. ¿Se superará, al igual que pobreza y desigualdad, con la federalización?

Para la clase política regional la federalización puede ser conveniente en la perspectiva de mantener y consolidar la autonomía de sus clientelas, pero es francamente miope utilizarla, desde la academia o cualquier parte, como una manera de reducir eventuales excesos presidencialistas del actual gobierno. Este ha demostrado que para desgastarse en la opinión y poner en evidencia sus limitaciones de gestión se basta a sí mismo y no le hace falta esa u otra forma sofista de hacerle una velada oposición.

@herejesyluis

QOSHE - La mentira de la federalización - Luis Carvajal Basto
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

La mentira de la federalización

17 16
15.01.2024

Cada vez toma más fuerza, primero desde diversos sectores políticos y, más recientemente, desde algunos sectores académicos, la propuesta de federalización. Se presenta como la respuesta indicada ante un excesivo centralismo o al desbordado presidencialismo en nuestro sistema político, sin considerar las circunstancias del país, sus antecedentes y perspectivas.

Desde el punto de vista de la dirigencia política regional, la federalización, claramente, es un señuelo que se puede agitar para argumentar la incapacidad de los mismos dirigentes que “ahora sí” resolverán demandas de los electores en demasiadas ocasiones prometidas y otras tantas frustradas, al imputarlas a un excesivo centralismo. Una manera de reciclarse con un nuevo discurso reavivando el respaldo de los electores que, además, les permitirá disponer sin filtros ni controles “externos” de los recursos públicos. Se trata de una bola de nieve que puede desintegrarse o tomar fuerza con consecuencias difíciles de calcular. En algunos países propuestas como esta han........

© El Espectador


Get it on Google Play