Las cifras de crecimiento del PIB en noviembre despejan, por ahora, las sombras de recesión económica. Al lado del crecimiento del 2,25 %, puede anticiparse que el desempeño de la economía en diciembre impedirá que completemos dos trimestres en terreno negativo, un criterio generalmente aceptado como indicador de recesión. Tendremos, al contabilizar diciembre, una cifra cercana al 1 % para el año. Pasaremos apenas raspando.

Los resultados entregados por el DANE significan lo contrario a un parte de tranquilidad. El decrecimiento de la industria manufacturera y la construcción representan un resultado desastroso el cual solo puede endosarse, en parte, al alza consistente de las tasas de interés pudiendo imputarse, más bien, al clima de incertidumbre política y administrativa que ha desestimulado la inversión, así como a la ralentización del crecimiento y el comercio mundial luego de la recuperación observada después de la pandemia.

La inestabilidad política, ocasionada por la incertidumbre generada por unas reformas no concertadas; la falta de mayorías del gobierno en el Congreso para su trámite -o el todo vale como las ha logrado, sin una clara voluntad de armonizar- junto con la pérdida de respaldo popular, ya se notan en la reducción de la inversión privada, lo que ha sido registrado por las calificadoras de riesgo pudiéndose incrementar -de no actuar positivamente el gobierno-, en el corto plazo, el costo de la deuda empeorando el horizonte fiscal y cambiario.

La reacción que todos esperamos del gobierno se refiere al restablecimiento de un clima de confianza y cooperación con los actores económicos privados y la recuperación de la seguridad ya no solo en las ciudades, un primer resultado deseable del proceso de paz. También se espera que logre consolidar proyectos concretos contra cíclicos aumentando la ejecución de la inversión y gasto públicos, lo que todavía no sucede.

En el actual momento de la economía se requiere que el gobierno logre pasar “del dicho al hecho”. No encontrará, para ello, oposición sino respaldo. Pese a las acostumbradas disquisiciones teóricas del presidente, la intervención del Estado para dinamizar la economía resulta indispensable y es reclamada por los mismos gremios y actores económicos. La ejecución de políticas y programas debe refrendar los discursos. No se trata de proponer sino de hacer. Veremos.

***

En el foro de Davos fue presentado el reporte sobre el futuro del crecimiento en el cual se constata que a nivel mundial este viene “perdiendo impulso y entre 2018 y 2023 las economías de altos ingresos solo lograron crecer un 1,4 %; las de ingresos medianos altos un 2,2 % y las de ingresos medianos bajos y bajos un 3,1 %, observándose que la reducción del comercio mundial y la invasión de Rusia a Ucrania han sido decisivas”. 2024 será un año complicado para todos. En Colombia, a diferencia de otros países que han logrado controlarla, debemos persistir en la lucha contra la inflación y al mismo tiempo recuperar la senda del crecimiento, dos variables que no avanzan en la misma dirección. Complicado.

El reporte profundiza en la calidad del crecimiento al centrarse en cuatro pilares: innovación, inclusión, sostenibilidad y resiliencia. Conviene destacar en él una notable ventaja competitiva alcanzada por Colombia en la medición de talento digital y tecnológico. Mientras el indicador para el mundo es de 57,9 %; para Asia Central del 51,1 %; para Brasil 48,1 %; para México 55,1 %; para Colombia es de 65,1 % una cifra cercana al 71,9 % de Estados Unidos, país que se encuentra a la vanguardia. Se trata de una ventaja que a través de políticas podemos potenciar y aprovechar.

También en Davos el presidente Petro insistió en su decisión de no firmar nuevos contratos petroleros -nuestra principal fuente de divisas- sin explicar cómo conseguiremos los dólares para pagar el componente importado que el país requiere para funcionar y crecer. Una medida que contrasta con el pragmatismo de países como Alemania que ha debido retomar el uso del carbón como fuente de energía. Vamos para dos años de gobierno -la mitad del mandato- y no existen planes ni políticas tangibles para reemplazar los ingresos petroleros tan anunciados. El subsidio al Diesel en Colombia -un combustible altamente contaminante- también resulta contradictorio con esas declaraciones.

@herejesyluis

QOSHE - Por ahora no tendremos recesión, pero… - Luis Carvajal Basto
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Por ahora no tendremos recesión, pero…

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22.01.2024

Las cifras de crecimiento del PIB en noviembre despejan, por ahora, las sombras de recesión económica. Al lado del crecimiento del 2,25 %, puede anticiparse que el desempeño de la economía en diciembre impedirá que completemos dos trimestres en terreno negativo, un criterio generalmente aceptado como indicador de recesión. Tendremos, al contabilizar diciembre, una cifra cercana al 1 % para el año. Pasaremos apenas raspando.

Los resultados entregados por el DANE significan lo contrario a un parte de tranquilidad. El decrecimiento de la industria manufacturera y la construcción representan un resultado desastroso el cual solo puede endosarse, en parte, al alza consistente de las tasas de interés pudiendo imputarse, más bien, al clima de incertidumbre política y administrativa que ha desestimulado la inversión, así como a la ralentización del crecimiento y el comercio mundial luego de la recuperación observada después de la pandemia.

La inestabilidad política, ocasionada por la incertidumbre generada por unas reformas no concertadas; la falta de mayorías del gobierno en el Congreso........

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