Las entidades de gobierno naufragan, “lideradas” por el presidente, con rumbo hacia ninguna parte. Un festival de improvisación que sus argumentos ideológicos no logran ya ocultar. ¿Para qué quiere el gobierno más Estado si no logra administrar, de manera eficiente, lo que hoy tiene bajo su responsabilidad? ¿Para qué necesita acumular responsabilidades y poder que exceden sus capacidades y periodo de gobierno?

Bajo la presión del ministro de Hacienda quien, a diferencia del presidente, se encuentra forzado a sumar, restar y hacer cuentas, el gobierno está dando reversa en varias medidas que en su momento anunció. Luego de proponer la teoría del decrecimiento en el sector energético han decrecido, solamente, las utilidades de Ecopetrol, lo que ha puesto en guardia al mismo sindicato. Ya se anuncia el incremento en los peajes y el diésel con que se mueven los camiones. ¿Cuánto tardará en eliminar los beneficios a los motociclistas creados, en su momento, para que no le hicieran paro? ¿Hará lo mismo con los gremios de taxis y camiones?

No solo unas reformas impracticables de las que ignoramos su costo mantienen al país en estado de alerta e incertidumbre. Lo que ocurre con la Paz Total ha demostrado que proponer dieta vegana para leones, como se le advirtió, no funcionó. Inexperiencia y falta de planeación producen resultados como los que observamos: el deterioro sin precedentes del orden institucional, en lo que se comienza a conocer como “Zonas liberadas” -liberadas del imperio de la Constitución y la Ley y el secuestro habitual de cientos de militares- ha dejado enormes territorios bajo el gobierno del narcotráfico que en muchos municipios alteró el proceso electoral y decidió alcaldes y presupuestos públicos, mientras el presidente se quejaba del Consejo Nacional Electoral.

Contrario a lo que aún algunos incautos siguen creyendo, no es un problema de diferencias ideológicas, sino de administración elemental y sentido de la realidad.

Al comentar -un oficio diferente a gobernar- los graves problemas que padecen esas zonas, el presidente “resolvió” el problema con un sofisma: “Colombia perdió el monopolio de la cocaína”, dijo, dejándonos la duda sobre si se estaba quejando o animando. En cualquier caso, la presión de las mafias y los violentos se ha multiplicado como ha alertado la misión de la OEA –y no la oposición- ante el crecimiento exponencial de extorsiones y secuestros en el último año.

Mientras esto ocurre, un gobierno barrido en las elecciones regionales ha respondido utilizando las mismas fórmulas para elaborar mermelada con las que intenta lograr mayorías en el Congreso. Quiso influir en la elección de alcalde presionando con un metro caprichoso solo para recibir el rechazo ciudadano que aceleró el triunfo de Galán en Bogotá. Ahora intenta condicionar la autonomía regional -un mandato constitucional- al reunirse solo con quienes supone sus amigos. A Galán, Gutiérrez, Char, Eder y Cárdenas, elegidos por los ciudadanos de las más importantes ciudades de Colombia, ni siquiera una llamada. Aunque hubiese resultado tan mal perdedor podría recordar que fue elegido para ser presidente de todos los colombianos y no solo de quienes, ante su monumental fracaso, le hacen venias.

Hablando de mermelada -ingrediente básico de la improvisación- preocupa la eventual interferencia del gobierno en el fuero de la Corte Suprema en el proceso de elección de fiscal, una entidad que tiene procesos en curso en los que está involucrado su círculo más cercano y de manera indirecta la legitimidad de la misma elección presidencial. Al asunto se refirió el periodista de Blu Radio Ricardo Ospina al referirse a reuniones entre ministros y miembros de la Corte. Una situación que hace daño a la independencia de la rama judicial y está en mora de aclararse, con suficiencia, por las partes citadas.

Al analizar el gobierno de Petro y proyectar lo que puede venir, no conviene ni hace falta utilizar filtros ni sesgos políticos o ideológicos. Los hechos del gobierno hablan por sí mismos y en ellos son inocultables la improvisación, el desprecio por la planeación y la buena administración, primer mandamiento de cualquier gobernante. La prolongada interinidad en el Invima, en medio de una proyectada reforma a la salud y con una crisis en el suministro de medicamentos, o la interinidad en que se encuentra la Comisión de Regulación de Energía y Gas, en pleno fenómeno del niño, nos pueden ayudar a comprender en manos de quien nos encontramos.

@herejesyluis

QOSHE - Potencia de improvisación y caos - Luis Carvajal Basto
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Potencia de improvisación y caos

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13.11.2023

Las entidades de gobierno naufragan, “lideradas” por el presidente, con rumbo hacia ninguna parte. Un festival de improvisación que sus argumentos ideológicos no logran ya ocultar. ¿Para qué quiere el gobierno más Estado si no logra administrar, de manera eficiente, lo que hoy tiene bajo su responsabilidad? ¿Para qué necesita acumular responsabilidades y poder que exceden sus capacidades y periodo de gobierno?

Bajo la presión del ministro de Hacienda quien, a diferencia del presidente, se encuentra forzado a sumar, restar y hacer cuentas, el gobierno está dando reversa en varias medidas que en su momento anunció. Luego de proponer la teoría del decrecimiento en el sector energético han decrecido, solamente, las utilidades de Ecopetrol, lo que ha puesto en guardia al mismo sindicato. Ya se anuncia el incremento en los peajes y el diésel con que se mueven los camiones. ¿Cuánto tardará en eliminar los beneficios a los motociclistas creados, en su momento, para que no le hicieran paro? ¿Hará lo mismo con los gremios de taxis y camiones?

No solo unas reformas impracticables de las que ignoramos su costo mantienen al........

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