Pese a las narrativas de cada quien el mundo real existe y Colombia hace parte de él. Se trata de un principio elemental que desde la anterior campaña presidencial debemos, frecuente e increíblemente, recordar, por ejemplo, cuando se proponía- como se sigue haciendo- que sustituir las exportaciones es solo cuestión de voluntad política; de decisiones o capacidades internas. Vuelve a ocurrir ahora a propósito de las tasas de interés. Como si en el mundo de hoy algún país, salvo Corea del Norte, la dictadura familiar a quien nadie en su sano juicio se quiere parecer, pudiera vivir en autarquía.

La semana pasada el gobierno colombiano al anunciar “el último incremento en el precio de la gasolina”, le solicitó al Banco de la República bajar las tasas de interés, como si ello dependiera de la voluntad de junta del Banco y no de la evolución de variables externas que, las más de las veces, exceden las capacidades de los gobiernos y el país. Entre otras razones porque si el Banco de la República hiciera caso a una sugerencia como esta no sería “el último incremento en el precio de la gasolina”. Veamos.

Ese precio se regula globalmente, resultado de interacciones dinámicas de oferta y demanda considerando, a su vez, realidades y expectativas de las economías. Si todas las demás variables permanecen constantes, consideremos solamente la tasa de cambio la que a su vez depende del mercado- exportaciones e importaciones; oferta y demanda de divisas- de la inflación y las tasas comparadas de interés. Lo ocurrido en los tres últimos años, a raíz de la pandemia, nos puede ayudar a comprender.

En Europa el Banco Central Europeo ha subido las tasas desde 0,5 en julio de 2022 hasta 4,5 en septiembre de 2023 (9 veces). La inflación, a su vez, tuvo su pico a mediados de 2022 llegando a 2,4 en noviembre pasado, pudiéndose afirmar, ex post, que entre más pronto se ajustaron en el tiempo hacia arriba, más rápido han logrado controlar la inflación. Al BCE no le tembló la mano -pese a la oposición de algunos gobiernos- para subirlas rápidamente.

En Estados Unidos la cresta de la ola inflacionaria se produjo en junio de 2022 (9,1 %). Para llegar a la cifra de 3,1 el mes pasado la Reserva Federal debió multiplicar sus tasas 5,5 veces desde mayo de 2022 hasta julio de 2023; desde 1,0 hasta 5,5 % una cifra que mantuvo estable la semana pasada pese a la evidente reducción de la inflación.

En Colombia, tocamos el techo inflacionario en febrero de 2023, con un 13,3. En 9 meses, pese al incremento de tasas, solo se ha ajustado en 2,8 puntos. La Junta del Banco de la República las ha subido desde 2 %, en octubre de 2021, hasta 13,25 en mayo de 2023. (6,6 veces) Ha hecho lo que toca, pero falta mucho por hacer manteniendo, por el bien de todos y sin seguir la voluntad del gobierno, esa dolorosa medida. Lo ocurrido en Argentina y Venezuela con la economía y la inflación deben servirnos como lección.

Si el Banco de la República hiciera caso de las sugerencias de bajar las tasas, mientras la Reserva Federal y el BCE las mantienen, como lo han hecho, tendríamos una acelerada devaluación y el incremento del precio de la deuda, el de la gasolina y, en general, el de las importaciones que nuestra economía necesita para funcionar. También aumentaría el déficit fiscal, en cuanto necesitaríamos más recursos para pagar deuda.

Mientras el mundo, como lo conocemos, exista; se encuentre interconectado y no vivamos en autarquía, pese a las ocurrencias de inteligentes e iluminados, será mejor que la junta del Banco mantenga su independencia pudiendo tomar las decisiones más convenientes para todos. Ya no nos encontramos en campaña (¿o sí?). Es hora de aterrizar.

@herejesyluis

QOSHE - Ya es hora de aterrizar - Luis Carvajal Basto
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Ya es hora de aterrizar

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18.12.2023

Pese a las narrativas de cada quien el mundo real existe y Colombia hace parte de él. Se trata de un principio elemental que desde la anterior campaña presidencial debemos, frecuente e increíblemente, recordar, por ejemplo, cuando se proponía- como se sigue haciendo- que sustituir las exportaciones es solo cuestión de voluntad política; de decisiones o capacidades internas. Vuelve a ocurrir ahora a propósito de las tasas de interés. Como si en el mundo de hoy algún país, salvo Corea del Norte, la dictadura familiar a quien nadie en su sano juicio se quiere parecer, pudiera vivir en autarquía.

La semana pasada el gobierno colombiano al anunciar “el último incremento en el precio de la gasolina”, le solicitó al Banco de la República bajar las tasas de interés, como si ello dependiera de la voluntad de junta del Banco y no de la evolución de variables externas que, las más de las veces, exceden las capacidades de los........

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