Al paso que vamos, la cenicienta departamental de Colombia —léase el Valle del Cauca— se va a quedar con los crespos hechos en materia de proyectos para mejorar su competitividad y conectividad. Curiosamente, es uno de los departamentos que más aportan a la orgía presupuestal de la rancia burocracia centralista. Años lleva esta región pastoreando unas obras que ya habrían sido adelantadas y concluidas en otros departamentos cuyos nombres prefiero no citar.
Así las cosas, está en veremos la profundización del canal de acceso a Buenaventura. En caso de seguir así, el puerto se va a convertir en una tienda de mecato a la cual no podrán arribar barcos neopanamax. Además, la ampliación inconclusa de la carretera a Buenaventura entorpece la conectividad del puerto de Colombia que más le aporta al fisco nacional.
La financiación de la vía Mulaló-Buenaventura (cerca de $2 billones) está congelada en una fiducia a la espera de que se resuelva un conflicto entre el Gobierno nacional y el concesionario. Entonces, se continuará deteriorando la malla vial, cuyos recursos, lejos de ser invertidos en el mantenimiento y otras obras de esta vía, se irían a saciar las arcas comelonas de la sabana.
Urge una gran cruzada que reúna a todos los estamentos de la vallecaucanidad para impedir que prospere esta injusticia.