No será medido el Gobierno Petro por las reformas por las que fue elegido, ni por su protagonismo internacional, sus trinos ni sus llegadas tardías. Ni siquiera por las indelicadezas de diversa índole de miembros de su entorno cercano que, para la opinión pública, solo confirman el proverbial talante torcido nuestro, del que hemos hablado aquí, sin distingos de color político.

Le quedan apenas 29 meses, antes de la primera vuelta electoral de 2026, para revertir las tres tendencias que serán el termómetro de su gestión, aunque no están del todo en sus manos.

La primera es la economía, sujeta a vaivenes de mercados internacionales, en relación con el crecimiento y el empleo que por ahora presentan registros contradictorios: los augurios del primero no mejoran, mientras el desempleo y la inflación siguen cayendo en medio de las altísimas tasas de interés que frenan, junto con la desconfianza,, lógica o impostada, la inversión. La segunda es la capacidad de ejecución urgente en todos los frentes, no solo por coherencia con la discursiva habitual sino para tener qué mostrar frente a la desgastada y cada vez más reencauchada retórica de la oposición… Y tercero, la seguridad ciudadana y la preocupante situación de orden público, como anota Human Rights Watch. En la primera, mandatarios locales, como si no fuera su responsabilidad, dejaron solo al presidente para dedicarse a la politiquería, comenzando por la desilusionante alcaldesa de Bogotá, hoy dedicada a pavimentar su candidatura presidencial y a irse a formar en el exterior. Si lo hubiera hecho antes dejaría una ciudad menos destrozada y caótica.

Hoy la paz total está en manos de la buena voluntad, y es un decir, del ELN y las disidencias que han abusado de la mano tendida del Gobierno. Así no les importe el tiempo, sería bueno que le echaran ojo al calendario, antes de que aparezcan banderas rojas y mano dura. A menos que esperen, como algunos sectores del país, que los tres retos se incumplan y puedan reciclarse con un eventual gobierno populista de ultraderecha. Dije mal: no son dos años y medio, sino seis los que están en juego.

@marioemorales

QOSHE - Se acaba el tiempo - Mario Morales
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Se acaba el tiempo

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13.12.2023

No será medido el Gobierno Petro por las reformas por las que fue elegido, ni por su protagonismo internacional, sus trinos ni sus llegadas tardías. Ni siquiera por las indelicadezas de diversa índole de miembros de su entorno cercano que, para la opinión pública, solo confirman el proverbial talante torcido nuestro, del que hemos hablado aquí, sin distingos de color político.

Le quedan apenas 29 meses, antes de la primera vuelta electoral de 2026, para revertir las tres tendencias que serán el termómetro de su gestión, aunque........

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