Si en algún ámbito acertó la declaración de “polarización” como palabra del año, por la Fundéu RAE, fue en el ejercicio de nuestro periodismo. Claro, la historia ripostará que ese fue el leitmotiv del oficio el siglo pasado, pero los efectos que dejó la exacerbación ideológica de antaño, sumados a mejores niveles de educación, acceso y profesionalización, deberían propiciar que la labor periodística estuviera más cerca de la metáfora de la luz que deja ver que a la de tea incendiaria.

El 2023 dejó roto al periodismo, como ya había pasado con otras instancias, en por lo menos tres bandos en la medida en que las arenas movedizas de las redes sociales, como las califica Reporteros Sin Fronteras, o los mismos contenidos publicados los delataron. Así, las audiencias que han respaldado al siempre valeroso periodismo independiente también tuvieron que lidiar con —vaya contradicción— el periodismo mentiroso y el periodismo activista llevados a extremos y sectarismos.

De narrar la inveterada ruptura política, un sector de la prensa pasó a formar parte de ella, contaminada por creencias, prejuicios o interés privado, como parte de la industria del engaño, según la denomina RSF.

Esa mutación es llamativa justo cuando los indicadores tradicionales asociados a violaciones de la libertad de expresión mejoraban. En la clasificación mundial de RSF ya habíamos subido seis puestos, hasta el 139 entre 180 países, aún lejos de condiciones aptas para un periodismo libre. Las agresiones documentadas por organizaciones como la FLIP dejaron ver una leve disminución en algunos aspectos, aunque amenazas, estigmatizaciones, acoso, acoso judicial, obstrucción al acceso a la información y al trabajo reporteril sigan siendo palos en la rueda; sin desconocer que secuestros, violencia sexual, exilio y asesinato, aun en cifras mínimas, mancillan la democracia. Lo sucedido en Gaza —56 periodistas asesinados— también enlodó los registros del mundo, que terminó 2023 con 521 periodistas presos, 54 secuestrados y 84 desaparecidos. Sin ir bien, mejorábamos, pero el gran lunar corresponde a quienes quisieron hacer del oficio foco de ira, falsedad, ficcionalización, engaño y abuso. Tras de cotudos…

@marioemorales

QOSHE - Tras de cotudos... - Mario Morales
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Tras de cotudos...

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10.01.2024

Si en algún ámbito acertó la declaración de “polarización” como palabra del año, por la Fundéu RAE, fue en el ejercicio de nuestro periodismo. Claro, la historia ripostará que ese fue el leitmotiv del oficio el siglo pasado, pero los efectos que dejó la exacerbación ideológica de antaño, sumados a mejores niveles de educación, acceso y profesionalización, deberían propiciar que la labor periodística estuviera más cerca de la metáfora de la luz que deja ver que a la de tea incendiaria.

El 2023 dejó roto al periodismo, como ya había........

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