Cualquiera sea la decisión que adopte la Corte Suprema frente a la elección de la fiscal el próximo 22 de febrero o en una fecha posterior, lejana o no, es urgente rescatar la Fiscalía de la crisis y pérdida de credibilidad en la que la sumieron los sinvergüenzas y perseguidores Francisco Barbosa y Gabriel Ramón Jaimes Durán, este último sin dignidad pues no renunció cuando su aliada, Martha Mancera, se negó a encargarlo de la vicefiscalía. Por ningún motivo puede suceder que la Corte suspenda el proceso de elección, dizque mientras no le garanticen más seguridad a los magistrados, como lo propuso el presidente de la Corte Constitucional. Si eso no hicieron los togados sobrevivientes del holocausto del Palacio de Justicia en 1985, quienes sí estuvieron secuestrados y otros fueron asesinados, menos puede suceder en estos tiempos.

Lo primero que debe hacer quien llegue a la cúpula de la Fiscalía es abrir sus archivos a la Nación y a las oenegés de derechos humanos nacionales y extranjeras para verificar a quién o quiénes les adelantaron pesquisas a sus espaldas sin atender los requisitos constitucionales y legales. Lo digo por los muchos ciudadanos que en este cuatrienio tenebroso también debieron de padecer hostigamiento ilegal para satisfacer o cumplirle a alguien en la Casa de Nari o a los ruidosos vástagos parásitos de esas familias decadentes que, por cuenta de la impunidad que los ampara, se siguen sintiendo emperadorcitos. A pesar de la rueda de prensa de despedida, Barbosa no pudo ocultar que, en los últimos cuatro años, la Fiscalía sembró la sospecha mortal, de que hablaba Racine, de haber promovido guerra sucia contra opositores y críticos mientras fue benévola con su camarilla política. En eso son expertos los uribistas cuando gobiernan y no hay quién les compita.

No basta con abrir archivos para que la Fiscalía rescate el cauce que se alteró desde Néstor Humberto y se extravió con Barbosa y su banda, tanto que hoy es un hoyo negro. Es necesario hacer una purga que permita recobrar la decencia de la entidad. Nadie añora a Barbosa en la Fiscalía, porque abusó de su poder como jefe y dejó muchas heridas injustificadas. No fue solamente su arrogancia idiota de vanidoso irremediable, como la prohibición de mirarlo a los ojos o montar con él en el mismo ascensor, ni otras boberías de la misma estirpe. Fueron muchas ofensas y más graves. En la Fiscalía son más los buenos que los malos y me consta que hay muchos funcionarios indignados con todo lo que hizo y dejó de hacer Barbosa, la mayoría enmudecidos por el temor de ser despedidos o trasladados a sitios alejados de su entorno y sus familias. Con esos servidores puede vencerse el caos de hoy, pero quien asuma las riendas debe cortar la maleza y declarar insubsistentes a todos los nombrados con la pluma contaminada de Barbosa y sus amigos. Si ese tumor no se extirpa pronto, hará metástasis.

Y también es urgente acostumbrar a los medios de comunicación a informar como lo manda el artículo 20 de la Carta, de manera “veraz e imparcial”. Si el daño de Barbosa fue grande en la Fiscalía, es descomunal el que causó en los medios y a muchos periodistas. Unos se volvieron hinchas del fiscal y asumieron ciegamente las mentiras ambientadas con criterio político desde el búnker, pues se pusieron al servicio del alto funcionario que los puso a mentir para que, a sabiendas, reprodujeran sus infamias y perversidades o sus campañas de difamación; otros callaron por el pánico de que esa Fiscalía tomara venganza por la independencia; y unos más tuvieron que padecer la dificultad de verse marginados de las noticias que manipuló a sus anchas la desprestigiada y peligrosa jefe de prensa, Paola Tovar, cuya cabeza debe rodar ya porque sobre sus hombros también descansa el descrédito de la Fiscalía.

Y no se olvide la Universidad Sergio Arboleda, sede alterna de la Fiscalía, cómplice de Duque, Barbosa, Uribe, Alejandro Ordóñez, Jaimes y todos esos sepulcros blanqueados de la ultraderecha que la volvieron trinchera del mal. Universidad que se vuelve agencia oficial del régimen, termina tan desprestigiada como el gobierno al que se arrodilla a cambio de canonjías.

Ya se sabe de qué padece la Fiscalía, ahora la terapia es asunto de vida o muerte.

Adenda. Parece chiste que quienes no hace mucho odiaban a la CIDH –por cierto, un organismo moroso– y pedían para ella la hoguera, hoy anden echándole incienso y lisonjas.

notasdebuhardilla@hotmail.com

QOSHE - Salvamento de la Fiscalía - Ramiro Bejarano Guzmán
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Salvamento de la Fiscalía

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18.02.2024

Cualquiera sea la decisión que adopte la Corte Suprema frente a la elección de la fiscal el próximo 22 de febrero o en una fecha posterior, lejana o no, es urgente rescatar la Fiscalía de la crisis y pérdida de credibilidad en la que la sumieron los sinvergüenzas y perseguidores Francisco Barbosa y Gabriel Ramón Jaimes Durán, este último sin dignidad pues no renunció cuando su aliada, Martha Mancera, se negó a encargarlo de la vicefiscalía. Por ningún motivo puede suceder que la Corte suspenda el proceso de elección, dizque mientras no le garanticen más seguridad a los magistrados, como lo propuso el presidente de la Corte Constitucional. Si eso no hicieron los togados sobrevivientes del holocausto del Palacio de Justicia en 1985, quienes sí estuvieron secuestrados y otros fueron asesinados, menos puede suceder en estos tiempos.

Lo primero que debe hacer quien llegue a la cúpula de la Fiscalía es abrir sus archivos a la Nación y a las oenegés de derechos humanos nacionales y extranjeras para verificar a quién o quiénes les adelantaron pesquisas a sus espaldas sin atender los requisitos constitucionales y........

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