Hace tanto tiempo que se escucha, se siente, se ve (y se duele y se lamenta y se rechaza) que Israel, con su poderoso ejército, con sus gobiernos despóticos que —con algunas excepciones— han tenido esencias de fascistas desalmados, arrasa la franja de Gaza, asedia a los palestinos, mata niños y mujeres y ancianos. Las guerras, ayer y hoy, exterminan, más que todo, a los civiles. En 2012, el escritor Eduardo Galeano se preguntaba: “¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza?”. Hoy podemos preguntar lo mismo que hace años, o remontarnos, por ejemplo, a 1948, desde cuando los palestinos viven sometidos a humillaciones sin cuento por Israel.

Quizá uno, nativo de estos lados montañosos y muy tropicales, no sabe a fondo qué es perder la patria, la tierra, el aire, un lugar de asiento, el agua, la libertad, como los han perdido los palestinos. Claro que han tenido que resistir, y responder a veces con bombas caseras, con cohetes, con piedras, porque tampoco hay que quedarse pasivos ante la ofensa. Pero, qué es eso de enfrentarse a uno de los más poderosos ejércitos del mundo, como el de Israel. Qué es y en qué consiste resistir a una potencia que se ha creído en serio que son los “elegidos” divinos y pueden hacer entonces lo que les venga en gana, como convertir a Gaza en tierra arrasada, como en no permitir que ni siquiera los palestinos puedan respirar, o puedan tener el derecho a vivir en paz y construir un país, libre, soberano y en el que puedan ejercer la independencia y la autodeterminación.

Debe ser terrible estar siempre asustado, expectante, padeciendo invasiones, así sea de colonos, que después llegará la soldadesca, caerán las bombas y volverán a matar otros niños, otras mujeres, otros viejos. Es, por repetida esa especie de apocalipsis palestino, como si fuera un asunto de siglos. Desde cuánto hace que escuchamos o vemos o sentimos que ha habido una barrida de palestinos en Gaza. Qué desventura vivir en asedio permanente.

Recuerdo que en aquel escrito Galeano se preguntaba quién le regaló a Israel el derecho de negar todos los derechos, y por qué jamás ha cumplido los acuerdos, las resoluciones, las peticiones, las recomendaciones, por ejemplo, de un organismo que cada día pierde más credibilidad como la ONU. Acaba de renunciar el director de la Oficina de Nueva York de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (‘tronco’ de nombre), Craig Mokhiber: “Una vez más, somos testigos de un genocidio que se desarrolla ante nuestros ojos, y la Organización a la que servimos parece impotente para detenerlo”, dijo en su carta de renuncia.

La política de apartheid y segregación de Israel contra los palestinos ha sido patrocinada por Estados Unidos, Inglaterra y otros países de la muy civilizada Europa. Y en este punto habrá que preguntar de nuevo, como lo hizo Galeano, si la llamada comunidad internacional existe: “¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?”. Como se sabe (¿o acaso no se sabe?), Israel es una avanzada de las políticas imperialistas mundiales, en especial de Washington.

No faltan quienes aducen que la acometida infame de Israel contra los palestinos no constituye un genocidio, y que es solo una respuesta a una andanada de Hamás. Eso de asesinar niños no es nada, porque, según las declaraciones también desvergonzadas de la dirigencia israelí, los civiles palestinos no son inocentes. No faltan tampoco los que declaran que si se ataca al gobierno de Israel entonces se está practicando antisemitismo. Habrá que volver a decir, como tantas veces se ha dicho, que la tragedia de los campos de concentración y exterminio nazis contra los judíos (también contra comunistas, homosexuales, gitanos…) no da patente de corso a Israel, ni “implica una póliza de eterna impunidad”.

Desde hace tiempos guardo una pequeña bandera de Palestina, que ojalá algún día crezca y crezca y ondee por siempre. Porque lo que pasa es que a esa nación la quieren borrar. Cada vez son menos sus niños, sus mujeres, sus hombres. Las bombas los aniquilan. Cavan (como en un poema de Paul Celan) una tumba entre los aires, aunque ya no tengan aire. Mi banderita está entre un vidrio de escritorio. Tiesa. Muerta. Espero poderla sacar a asolear y agitarla en el balcón, aunque poco se note.

Qué doloroso es ver esos niños ensangrentados, destrozados, los que se quedaron sin padres, los que yacen sobre un campo de hojas muertas… Por ahí, en las redes, circula un poema del palestino Marwan Makhoul, que termina así: “Para escribir una poesía / que no sea política / debo escuchar a los pájaros / Pero para escuchar a los pájaros / hace falta que cese el bombardeo”.

QOSHE - Los pájaros de Gaza - Reinaldo Spitaletta
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Los pájaros de Gaza

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07.11.2023

Hace tanto tiempo que se escucha, se siente, se ve (y se duele y se lamenta y se rechaza) que Israel, con su poderoso ejército, con sus gobiernos despóticos que —con algunas excepciones— han tenido esencias de fascistas desalmados, arrasa la franja de Gaza, asedia a los palestinos, mata niños y mujeres y ancianos. Las guerras, ayer y hoy, exterminan, más que todo, a los civiles. En 2012, el escritor Eduardo Galeano se preguntaba: “¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza?”. Hoy podemos preguntar lo mismo que hace años, o remontarnos, por ejemplo, a 1948, desde cuando los palestinos viven sometidos a humillaciones sin cuento por Israel.

Quizá uno, nativo de estos lados montañosos y muy tropicales, no sabe a fondo qué es perder la patria, la tierra, el aire, un lugar de asiento, el agua, la libertad, como los han perdido los palestinos. Claro que han tenido que resistir, y responder a veces con bombas caseras, con cohetes, con piedras, porque tampoco hay que quedarse pasivos ante la ofensa. Pero, qué es eso de enfrentarse a uno de los más poderosos ejércitos del mundo, como el de Israel. Qué es y en qué consiste resistir a una potencia que se ha........

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